A Ronald Dean Coleman, de 55 años de edad, se le considera como uno de los mejores fisicoculturistas de la historia, pero los últimos 12 años de su vida los ha pasado luchando por su salud, con la esperanza de volver de lleno al gimnasio para hacer lo que más le gusta: entrenar.
Coleman nació el 13 de mayo de 1964 en Louisiana, Estados Unidos. Antes de dedicarse al fisicoculturismo, estudió contabilidad y ejerció en el Departamento de Policía de Arlington, en la ciudad de Texas.
En 1990 inició su vida deportiva gracias al impulso de Brian Dobson, quien era dueño de un gimnasio. Participó en la competencia de Sr. Texas y en su primer torneo oficial se quedó con la categoría de peso pesado. Desde ese entonces y hasta el 2007, construyó una sólida carrera que le dejó 29 títulos.Entre 1998 y 2005, ganó ocho veces el certamen Mister Olympia, uno de los más prestigiosos de la especialidad. Poco a poco se convirtió en un ícono del deporte y había quienes decían que era la persona perfecta para tomar el lugar que había dejado Arnold Schwarzenegger en el fisicoculturismo.
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Ronnie Coleman explotó su potencial físico al máximo. Era capaz de levantar 360 kilos en una sentadilla o soportar 1,043 kilos en la prensa, la máquina para ejercitar las piernas. ¡Parecía una máquina!
Sin embargo, el tiempo le pasó la factura…
El deporte que amaba le ocasionó diversos problemas de salud y lo hizo afrontar una serie de cirugías, entre ellas dos reemplazos de cadera, que lo alejaron completamente del fisicoculturismo. Este hombre de 1.80 metros de altura y 180 kilos de peso, llevó a su cuerpo al máximo durante 17 años.
Desde su retiro, en 2007, se sometió a estas cirugías:
- Laminectomía de discos L4-L5 (diciembre de 2007).
- Descompresión de discos L3-L4 (julio de 2011).
- Fusión de cuello C4-C5-C6 (diciembre de 2011).
- Reemplazo de cadera izquierda que requiere 2 tornillos (julio de 2014).
- Reemplazo de cadera derecha que requiere 4 tornillos (agosto de 2014).
- Fusión de discos L3-L4 (julio de 2015).
Para febrero de 2016, le fueron implantados seis tornillos de titanio en la espalda, en una cirugía que duró 11 horas. El 2017 no tuvo ninguna cirugía, pero en febrero de 2018 pasó nuevamente por el quirófano, debido al enorme desgaste que han presentado sus huesos y músculos.
Sin embargo, Ronnie Coleman sólo tiene un objetivo en mente: estar en el gimnasio y mantenerse en forma. De hecho, mientras estaba en el hospital trataba de mantenerse en movimiento para evitar que sus músculos se atrofiaran.
A pesar de todo el sufrimiento que el fisicoculturismo le ha causado, este hombre no se arrepiente de nada, es más, afirma que todo ha valido la pena y que si pudiera dar marcha atrás, lo haría para cambiar algunas cosas: “volvería atrás y entrenaría aún más duro”.
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