México y la muerte caminan de la mano hacia la eternidad. Son agua y fuego, blanco y negro y, al final de todo paseo, vida y muerte.
Ya lo decía el poeta y escritor mexicano Octavio Paz: “El culto a la vida, si de verdad es profundo y total, es también culto a la muerte. Ambas son inseparables”.
Esta frase, más que cualquier otra, puede representar lo que significa para México la muerte: la celebración de la vida. Pero ¿de dónde viene o por qué celebramos lo que para muchos es el peor episodio en la vida? En el país, la gente puede temerle a todo menos a la muerte. En cierto sentido, se trata de un tema que nadie, o casi nadie, aborda con tristeza o sentido de pérdida interminable.
Entender el porqué los mexicanos hablan de la muerte con tal soltura y tranquilidad podría deberse a ciertas razones como religión o personalidad, pero lo cierto es que esta visión sobre la vida proviene del origen mismo del país.
Actualmente, no hay celebración que represente de mejor manera la visión y costumbres mexicanas de la vida que el Día de Muertos, la cual fue catalogada como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO en 2008. Con el paso de los años, la celebración de esta fecha ha evolucionado, convirtiéndola en una mezcla de colores, olores y sabores para aquellos que “partieron antes”.
Preparción del pan de muerto (Foto: Archivo El Universal)
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Es precisamente en este último campo donde se puede entender mejor la importancia de esta temporada, ya que se suelen preparar un gran número de platillos tradicionales como el mole, los guisos típicos, los dulces y alimentos favoritos de los difuntos.
Sin embargo, también existen ciertas preparaciones especiales que suelen protagonizar todo la celebración, este es el caso del pan de muerto. Para que celebres esta fecha con los postres más exquisitos, los expertos de Aprende Institute te traen esta receta para que prepares y vivas esta temporada como se debe, con alegría, originalidad, amor y tradición.
4 gramos de ralladura de mandarina
6 gramos de anís
4 gramos de canela en rajas
200 mililitros de agua
8 huevos
100 mililitros de leche
90 gramos de levadura fresca
10 gramos de mejorante
300 gramos de azúcar
1 kilo de harina
10 gramos de sal
300 gramos de mantequilla
200 gramos de relleno de queso
200 gramos de dulce de plátano
Mantequilla para barnizar
Azúcar glas para espolvorear
Foto: Archivo El Universal
1. Haz una infusión con la ralladura de mandarina, el anís y la canela. Deja que hierva por 5 minutos y retira del fuego. Cuela la preparación y reserva.
2. En el bowl de la batidora, agrega los huevos, la leche, la levadura, el mejorante, el azúcar y la harina previamente cernida. Amasa durante 5 minutos a velocidad media.
3. Agrega la infusión previamente reservada junto con la sal, amasa por otros 2 minutos o hasta que la mezcla se integre totalmente.
4. Corta la mantequilla en cubos pequeños e integrala a la masa poco a poco hasta que se mezcle por completo. Prepara la masa para que se torne elástica y tenga una apariencia lisa.
5. En un bowl amplio y engrasado, vacía la masa y tapa con film hasta que doble su tamaño.
Foto de Xinhua
6. Una vez que esté fermentada, amasa ligeramente. Precalienta también el horno a 180ºC / 356° F.
7. Divide la masa en 9 partes, toma una de ellas y aplastala. Luego coloca una cucharada de relleno de queso y otra de dulce de plátano encima. Cubre el relleno con la propia masa. Dale forma de ocho.
8. Con la otra parte de la masa, haz tiras para formar los brazos. Coloca las franjas de masa de tal forma que simulen un par de brazos cruzados. Agrega una cucharita de azúcar.
9. Replica este procedimiento para cada pieza. Deja fermentar hasta que doble su tamaño y hornea por 20 minutos.
10. Retira del horno y deja enfriar el pan de muerto mixteco. Barniza con mantequilla derretida y espolvorea con azúcar glas.
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Te dejamos esta tarjeta con datos del Pan de Muerto: