La pandemia mundial por coronavirus sigue siendo un problema a nivel mundial, los contagios ni las muertes parecen ceder. Varios países pasan por una crisis económica debido a los prolongados encierros, a eso se le añade un problema mayor que no muchos voltean a ver: la contaminación por toneladas de cubrebocas usados.
El uso de mascarillas es una de las medidas sanitarias más importantes para evitar infectarse de Covid-19. Esta acción es beneficiosa para la situación actual, pero desastrosa para el medio ambiente, que ya está comenzando a sufrir las consecuencias.
Los cubrebocas no son un artículo que se deba usar por mucho tiempo, incluso si no fuera por la escasez que se vivió en un tiempo, la cantidad de desechos de estos fuera mayor. La vida silvestre es la que más sufre de esto y el costo ecológico será pagado por las futuras generaciones que probablemente no vivirán, pero conocerán el coronavirus por lo que les dejó y quitó.
Un cubrebocas KN95 puede ser usado por ocho horas seguidas, luego debe pasar por un proceso de esterilización para continuar con su eficacia de seguridad del 95%, ya que si se lava con agua y jabón, pierde hasta un 25% su filtro. ¿Lo más sencillo? Tirarlo a la basura y obtener uno nuevo.
A pesar de que los Centro para el Control y la Prevención de las Enfermedades (CDC) de Estados Unidos opinan que si se hace una correcta rotación de mascarillas, uno por día, no debería haber tanto deshecho de estos.
La falta de conciencia lo está pagando (ahorita) diversas áreas protegidas en el mundo, quienes reciben toda la basura. Pero ese no es el único problema, también está el hecho de que los cubrebocas al degradarse crean microplásticos que contaminan los subsuelos y el agua. Y así, a mediano y largo plazo los humanos, animales y plantas se verán muy afectados.
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Reutilizar cubrebocas es la medida más ecológica, aunque aún representan un impacto perjudicial para el planeta, ya que los detergentes que se utilizan para limpiarlos también contaminan aguas y subsuelos.
Ya son toneladas de mascarillas sucias, pero si se sigue una educación de reuso de estos artículos podría verse un cambio significativo. Aquí enlistamos algunas recomendaciones según la University College London.
1. Usar mascarillas reutilizables que no contengan filtros desechables y puedan ser lavados con regularidad sin que la tela se dañe.
2. Contar con un repuesto casero, para que en una emergencia no se deba comprar uno de un solo uso.
3. Desechar los cubrebocas en un bote de basura con tapa.
4. No tirar las mascarillas en la calle.
5. No tirar los cubrebocas en la basura orgánica.
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