La cirugía de bypass gástrico no es un milagro ni una forma rápida de perder peso, no es para todos y a pesar del boom que ha experimentado en los últimos años no es magia, es trabajo duro.
Este es el caso de Jacob Miller un niño que desde sus primeros días de vida tuvo sobrepeso, nació cinco semanas antes de tiempo y al año de nacido ya pesaba 24 kilogramos.
Los doctores lo revisaban y nadie sabía qué pasaba, el problema fue creciendo, el chico llegó a los 15 años con un peso de 231 kilogramos: se creía que era un desequilibrio hormonal, pero en realidad nadie le daba una respuesta concreta de su caso, así lo señala Que Pasada.
Ante los problemas de salud, la vida de Jabob era un infierno, sufría de bullying, estuvo en depresión y la obesidad que tenía lo estaba matando. Comenzó a padecer problemas en los pies, en el hígado, diabetes e hipertensión así que decidió tomar el control de su vida.
Los médicos decidieron someterlo a un bypass gástrico y hasta el momento ha perdido más de 100 kilogramos, así lo señala Exolas.
El camino aún es largo, pero hay mucho que celebrar, pues así inician los cambios, con poco.