Las mujeres del consuelo” es como se conocían a las miles de niñas y jóvenes adolescentes coreanas, filipinas, chinas, indonesias y taiwanesas que eran utilizadas en los burdeles regentados por el ejército imperial del sol naciente, para “elevar la moral” de sus soldados. Eran obligadas a satisfacer sexualmente a varios hombres al día, en algunos casos por años; hasta 1945, cuando los japoneses se rindieron.

“Aunque me resistí cuando me forzaron, me daban palizas y me torturaban con descargas eléctricas” confiesa Lee Young-su, una coreana nacida en Daegu en 1929, que fue raptada por los militares, una noche mientras dormía en su casa, con apenas 15 años de edad, así lo recopila el sitio

El año pasado un grupo de mujeres que sobrevivieron a los abusos sexuales de militares del Ejército de Japón, se reunieron en audiencia con el Papa Francisco I, para tratar de conseguir en su alma la resignación para perdonar a los hombres que les mantuvieron cautivas por años, pero que han dicho con la sinceridad de un católico “Es imposible que los perdone porque destrozaron mi vida” dice la mujer de 87 años que fue golpeada, torturada con descargas eléctricas y violada en repetidas ocasiones.

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Desde 1945 hasta 1992, las llamadas “mujeres del consuelo” sufrieron en silencio hasta que una organización civil comenzó a reunirlas para ayudarlas. Cabe mencionar que el gobierno de Japón o de Corea del Norte y del Sur, así como Taiwán no han reconocido los abusos de los que fueron víctimas estas mujeres.

Algunas de ellas regresaron a sus casas tras el fin de la guerra, pero al volver a sus hogares fueron llamadas “malditas” por sus propias madres, nunca se casaron pues los hombres no perdonaban sus “pecados” y han tenido que vivir en la sombra por los hechos de los que fueron víctimas así lo comentaron en entrevista con el sitio

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Las historias son espeluznantes, aunque las familias les decían a sus hijas que se escondieran si veían a los militares, Kang Il-chun era tan pequeña que no sabía lo que le esperaba. “Pensaba que me llevaban a una fábrica”, se lamenta la mujer, que estuvo confinada en una base del Ejército en Changchun, al noreste de China. “Como tenía 13 años, 'solo' debía satisfacer a cuatro o cinco hombres al día, pero otras chicas mayores eran violadas a todas horas”, cuenta la anciana, que aún se acuerda de “una niña de doce años que murió de tantos abusos”.

Algunas mujeres han sido repatriadas a sus naciones de origen, pero el perdón no llega, aun en el ocaso de sus años...

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