Jody Cooper es estilista en Kingston y durante nueve año se hizo un procedimiento para blanquear su piel. A pesar de que no recuerda el momento en que se tomó esta decisión de manera consciente, sabe que cuando era niña todos lo hacían, sus amigos en la escuela, su mamá, su tía. Así que lo hizo también.

Por nueve años, se untó con cremas en su cuerpo y rostro, se cubría con largos ropajes pues creía que de esta forma el efecto del blanqueamiento sería mayor. Su meta era transformarse en lo que Jamaica es conocido como un browning, algo así como una persona con un tono de piel más claro que alguien de raza negra.

Cooper gustaba de la atención que le ponían los demás por ser “morena” y no negra, pues el trato sí es diferente, según ella.

Payne Land es el territorio donde creció Cooper, uno de los barrios con menores recursos en Kingston, el ícono negro es Bob Marley, pero la chica es considerada como un ideal para los habitantes de la zona. A pesar de que la mayoría de la población es de piel oscura, Cooper dice que “Cuando eres negro en Jamaica, nadie te mira”.

Hace unos meses, la mujer se convirtió al cristianismo y dejó de blanquearse, ahora tiene un color que ella llama negro, pero en realidad es un café oscuro. Y reconoce que el blanqueamiento dejó profundas heridas en su piel, pues este es un cambio químico y peligroso.

Históricamente, los jamaiquinos quieren ser “morenos” pues la cultura les indica que deben tener un color más ligero, ya que se piensa que nacieron de relaciones entre negros y esclavos de la colonia, por ello se les da mejor acceso a privilegio, por ello el blanqueamiento se hace fundamental para un trato más digno.

El blanqueamiento es legal y los productos llegan al país de diferentes lugares, sobre todo de China, otro país donde el aclarar la piel es una obsesión.

Christine Greensworth, de 26 años, lleva más de 10 vendiendo estos productos en Jamaica y cree que es un negocio sumamente lucrativo, se vende más que la comida dice. La crema más vendida se llama Neoprosone, productos que a la larga pueden causar mucho daño en la piel. La dejan frágil, sin elasticidad, con acné y en algunos casos el efecto es el menos deseado, la piel se pone más oscura.

Si muchos de los productos provienen de China o Japón, se debe a que en Asia, los blanqueadores de piel son muy comunes. La idea en este caso es que tu tono no se vea amarillo sino blanco.

Uno de los últimos productos es una pastilla de cloro, cuyo principal componente se usa para desinfectar piscinas. Los vendedores piden que este producto se aplique directamente en la piel, pero los expertos creen que esto puede dañar el sistema respiratorio, los ojos y la nariz.

Cuatro de cada diez mujeres en Hong Kong, Corea del Sur, Filipinas y Malasia usan blanqueantes de piel a diario, según un estudio de la consultora Synovate.

La nueva moda, sin embargo, en el Sureste Asiático para blanquear la piel son las inyecciones de glutatión intravenosas. Un fármaco que no fue hecho para aclarar la tez morena, sino como tratamiento contra el cáncer. Uno de sus efectos secundarios es volver la piel más pálida, por ello está de moda en aquellos países.

Con información de  y 

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