La Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio, conocida como NASA, es la agencia estadounidense que se dedica a monitorear el espacio exterior y hacer investigaciones aeronáuticas y aeroespaciales.
Pero además de eso, también vigilan de cerca diversos factores relacionados con el clima de la Tierra, como la concentración de gases, el aumento del nivel del mar y la humedad en el suelo. Todos problemas actuales de nuestro planeta, que si no cuidamos podría acabar con nuestro hogar en pocos siglos.
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Según la NASA la temperatura promedio de la Tierra ha aumentado más de 1°F (-17.2°C) en el último siglo. Eso no es todo, esperan que incremente de 3° a 10° en los siguientes 100 años. ¿La causa? El calor atrapado por los gases del efecto invernadero.
Aunque un grado puede parecer muy poco, ellos hacen una comparación del cuerpo humano con el planeta. Si a una persona le sube la temperatura un grado, tiene fiebre, ahora si pensamos en que le suba más de 3, seguro lo manda al hospital. Por lo tanto, la Tierra tiene fiebre.
Los síntomas más comunes de la fiebre planetaria son: glaciares que se encogen, cambios en la distribución de plantas y animales, aumento del nivel del mar, olas de calor intensas y huracanes más fuertes.
La atmósfera terrestre es una mezcla de gases, algunos de estos se conocen como gases de efecto invernadero, los cuales se encargan de atrapar el calor solar y calentar a la Tierra. Sin ellos, el planeta se congelaría.
Pero hace 150 años, la humanidad comenzó a quemar combustibles fósiles (carbón, petróleo y gas natural), que al juntarlos con el oxígeno, se convierten en dióxido de carbono que al entrar a la atmósfera ponen el balance natural fuera de control. Más dióxido en la atmósfera es igual a más calor atrapado, como resultado hace más calor, más cambia el clima y suben los océanos y hay cambios desastrosos para la humanidad.
Las regiones polares son muy sensibles al calentamiento de la Tierra. Si el hielo de Groenlandia, que es tres veces el tamaño de Texas, se derritiera, el nivel del mar aumentaría 7 metros, lo suficiente para poner las costas de los países bajo agua.
Actualmente el hielo ya está derritiéndose y, aunque la NASA considera que podría tomar siglos para que se derrita por completo, esto puede provocar cambios extremos de clima, sin importar que vivas cerca del mar o no.
Nosotros tenemos mucha parte de culpa, sino es que toda, de lo que le afecta a la Tierra. Las temperaturas no dejan de incrementar, las capas de hielo se están derritiendo, los patrones del clima están cambiando y el nivel del mar está subiendo. Todo a causa de la forma en que vivimos y trabajamos. Con las industrias se han añadido gases de efecto invernadero, que han calentado mucho al planeta.
Pero así como nosotros somos la causa, también podríamos ser la solución.
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Los océanos absorben más del 90% del calor por el calentamiento global. Un niño de hoy verá como el mar aumenta entre 30 y 120 cm durante su vida. Si el agua salada de los océanos se mezcla con los ríos y agua subterránea, el agua para beber y para la agricultura puede verse en riesgo. ¿Te imaginas vivir sin agua potable? ¡No habría vida!
Una partícula de aerosol (polvo de desierto, sal del rocío del océano, expulsada por un volcán o de la chimenea de una fábrica) puede permanecer en la atmósfera pocos días o años. Aunque son tan pequeñas que no pueden verse, son capaces de ocasionar muchas cosas.
Hay de todo tipo, pueden enfriar el planeta y recolectar el vapor de agua para construir una nube, pero también pueden atrapar la luz solar y calentar el aire, evitando que se formen nubes. Sin contar que algunas provocan enfermedades respiratorias y cardíacas.
Las nubes pueden enfriar o calentar la Tierra. Cubren un 70% del planeta, por lo que son muy importantes a la hora de determinar la temperatura y cuánta agua recibe el planeta. Según la NASA, los investigadores no están seguros cómo el cambio climático las va a afectar, pues ellas pueden lograr que en algunos sitios llueva mucho o nada.
Debajo de nuestros pies hay agua. La NASA monitorea la humedad del suelo porque al saber si un suelo se está secando, pueden prevenirse sequías e incendios forestales. De igual manera, saber si un suelo está muy húmedo y ya no es posible que absorba más lluvia, ayuda a predecir las inundaciones.
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