¿Alguna vez te has dado un atracón de comida chatarra? Científicos de la Universidad de Almería (AUL) usaron ratones para estudiar las etapas iniciales del consumo y así entender por qué los humanos comemos en exceso. Los resultados son sorprendentes.
Para entender este proceso, los investigadores observaron de cerca el consumo de sacarosa en un grupo de ratones. Encontraron que cuando los roedores estaban expuestos a condiciones que mejoraban su entorno, consumían menos azúcar.
Foto: Pixabay
Así, los ratones que podían realizar ejercicio, jugar y convivir, se daban menos “atracones” que el resto. El estudio concluyó que este tipo de entornos tiene un efecto terapéutico, que podría ser usado para prevenir adicciones en los seres humanos.
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Inmaculada Cubero, catedrática de Psicobiología de la AUL, explicó que “existe un síndrome de adicción a comida que se manifiesta en la incapacidad para controlar y regular su consumo”. Aunque estos atracones pueden darse en un periodo de vulnerabilidad, si son continuos pueden provocar obesidad u otros problemas.
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Por eso, los investigadores plantean evitar este tipo de comportamientos por medio de enriquecimiento del entorno, sin recurrir a los medicamentos. Esta mejora del ambiente tendría que ser desde tres puntos de vista: sensorial, motor y cognitivo.
Un factor crítico, por ejemplo, podría ser el ejercicio físico. Sin embargo, es necesario que estas herramientas se usen en periodos críticos, como la adolescencia.
“Cuando somos adultos jóvenes ahí es donde está el alto riesgo de ser expuesto a la posibilidad de, libremente, elegir los consumos excesivos”, señala Cubero.
Con información de Fundación Descubre
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