Un niño de 0 a 6 años llora, aprende a sonreír, da sus primeros pasos, camina agarrado de la mano de su mamá, comienza a decir sus primeras palabras, va a la guardería o convive con sus abuelos; se desarrolla en los brazos de sus hermanos, conoce los colores y los animales, adquiere las piezas fundamentales que lo llevarán a ser un pequeño risueño que no conoce la maldad que puede haber en el mundo. Esto es cierto para casi todos los infantes mexicanos, excepto para 377 niños que están recluidos en las cárceles mexicanas. Su delito: nacieron en las cuatro paredes de un centro de readaptación social.

Cuando pensamos en prisión imaginamos a un adulto dentro de la cárcel, un culpable purgando una pena, pero en esta caso la realidad es la de un niño, un recién nacido o un infante de tres años encarcelado, así son los días de las mujeres reclusas con sus hijos en muchas cárceles del país, en especial en Santa Martha Acatitla en el Distrito Federal; vidas que se muestras en el de la organización .

Dentro de la presentación del Anuario 2015, Reinserta eligió hacer visible la vida de 120 niños de entre 0 y 6 años que viven con sus madres encarceladas en la prisión de Santa Martha, mujeres que fueron sentenciadas a cárcel por delitos menores, casi todas por narcomenudeo o por fungir como “mulas” de drogas.

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A la presentación del Anuario 2015 asistió Saskia Niño de Rivera, directora del proyecto, Mercedes Castañeda Gómez Mont psicóloga y fundadora de Reinserta, Fernando Ramos de la Fundación Familiar Infantil IAP, Catalina Pérez Correa, investigadora del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE); así como la senadora del PRD. Angélica de la Peña, presidenta de la Comisión de Derechos Humanos en el Senado y Manuel López San Martin periodista de La Capital.

En nuestro país, hay 74 centros de reclusión con mujeres sentenciadas, 15 son exclusivos para ellas y 59 son mixtos, de éstos, en 53 no hay guarderías ni impartición de educación básica ¿por qué? Porque la ley no lo contempla, no contempla un presupuesto para sostener a los niños que nacen en prisión, en donde se ubica el primer problema al que nos enfrentamos en esta situación: “Es urgente que los menores en prisión sean incluidos dentro del presupuesto para las cárceles”, dijo Niño de Rivera durante su intervención.

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La Ley Federal de Ejecuciones de Sanciones Penales, que rige la situación de los sentenciados a prisión, contempla que los menores que nacen en prisión (siempre y cuando sus madres ya estén en proceso de sentencia) se quedarán al lado de ellas si éstas se embarazan ya dentro la cárcel, deberán quedarse ahí hasta que cumplan 6 años, aunque hay prisiones donde permanecen hasta los 12. Pero ¿por qué pasa esto? ¿Es correcto tener a un niño en prisión? “La realidad de las cárceles en nuestro país son muchas realidades, pero los niños en prisión comparten una realidad, ninguno cometió un delito”, dijo Saskia.

México es parte de la convención internacional que reconoce los Derechos del Niño y la Niña en los que se reconoce el derecho fundamental en el que se privilegia el interés superior del niño, lo que significa que por encima de cualquier regulación, el menor no puede ni debe estar condicionado para la total libertad de sus derechos, cosa que particularmente no pasa en este caso.

A la conferencia de prensa estuvo invitada la Segunda Visitadora de Derechos Humanos del Distrito Federal, Monserrat Rizo quien afirmó que el enfoque que le damos a la readaptación social es incorrecto, pues debe ser el interés superior del niño lo que se protege, por lo menos en el papel.

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Hasta aquí la solución parece obvia, pero entonces viene una opinión que genera la necesidad de buscar una alternativa. Catalina Pérez es experta en prisiones y derechos humanos “Nadie quiere ver a los niños en la cárcel, pero estar lejos de su madre tampoco es lo mejor; se necesita revisar caso por caso, para lo cual se necesitan recursos, recursos que no están contemplados en el presupuesto (de nuevo el Congreso). Queremos que todo se resuelva en las cárceles, pero nada bueno sale de poner a una persona en la cárcel. Las autoridades están incumpliendo al proteger los derechos humanos de una persona, los niños que están encarcelados no tienen una pena que cumplir.” Sin embargo, ahí están.

Y en el aspecto psicológico ¿qué pasa? Hay que decir, para entrar en contexto, que en el Anuario se les pidió a los niños hacer una máscara y un dibujo, además, escribir el significado de cada uno de ellos, el resultado es aterrorizante, se pueden ver frases como estas “Él vive en una porquería, en la basura. Porque ahí lo pusieron. Lo mataron y lo pusieron ahí en la basura. Lo mataron porque ya no querían estar con él.” Brian, 6 años.

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Pero lo mismo hay referencias sexuales, a las partes íntimas, a la lejanía, a la irrealidad ¿por qué? Los niños que viven en prisión están todo el tiempo con sus madres, así sea en la visita conyugal, en la celda de castigo, en TODO momento, lo cual crea una relación de codependencia e incluso de que los menores son usados por sus progenitoras para no ser castigadas, fue lo que señaló Mercedes Castañeda Gómez Mont, encargada del orden psicológico de los chicos entrevistados.

El verdadero conflicto llega cuando se escucha hablar a los encargados de legislar en México. La senadora Angélica de la Peña está al frente de la discusión de las reformas a la Ley de Ejecución Penal que tiene como fin proponer un cambio para que los niños no estén en prisión, parece fácil, no lo es. El periodo ordinario en el Congreso de la Unión está a punto de terminar y las diversas corrientes no se han puesto de acuerdo ni siquiera para discutir la ley, antes eso, la perredista propone una opción diferente: “Una buena idea sería el sistema de Argentina, en el cual las mujeres están en arresto domiciliario si cometieron delitos menores para que sus hijos no crezcan en prisión.” aseguró de la Peña.

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De Fundación Familiar, Fernando Campos aseguró que los niños que están en prisión no conocen un animal, nunca salen, no socializan “Los niños que no conocen un animal están dispuestos a salir y cobrarlo a la sociedad” porque hay que saber que la mayoría de estos menores se convierten en niños de la calle cuando dejan la cárcel. “La sociedad civil es sensible con los niños, cuando tienen cáncer o están enfermos, pero cuando hablas de mujeres presas, la gente voltea a otro lado” aseguró el especialista.

Estos pequeños no están jugando con sus amigos en un parque, tampoco están aprendiendo a leer. Su vida se desarrolla en las celdas de castigo, en las relaciones de codependencia con sus madres, en lo que conocen de sexo, muerte y delitos, pero no pueden describir a un animal que nunca han visto. Inocentes encarcelados, 120 niños que están en Santa Martha Acatitla, 120 niños que ni el estado, ni las autoridades, ni la sociedad civil están dispuestos a sacar, a perdonarles el crimen que ninguno de ellos cometió.

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