“Una imagen dice más que mil palabras”, este dicho popular adquiere sentido cuando lo que se muestra es la transformación de una ciudad repleta de tradiciones y valioso patrimonio cultural en una urbe a la que la modernidad presiona constantemente. John O’ Leary S. durante 40 años se ha encargado de fotografiar eso que se está perdiendo en Cholula, tanto lo tangible como lo intangible.

Originario de Estados Unidos, llegó a Puebla a estudiar la carrera en Antropología a la UDLAP en la década de los setenta, momento en el que tuvo su primer acercamiento con Cholula, para después convertirse en parte de la comunidad y hacer su vida en la ciudad ancestral que lo cautivó por sus tradiciones, su organización, su belleza, y en general por su riqueza cultural, la cual, confiesa, es un patrimonio sin comparación.

Su interés siempre fue la fotografía, más específicamente la fotografía de autor, y en aras de buscar los mejores instantes para retratar, ha logrado capturar eso que no se ve, lo que esconde la ciudad viva más antigua; sus tradiciones, costumbres, hábitos, las relaciones sociales, la organización comunitaria, el amor por su cultura y por su pueblo; en otras palabras, el día a día de la ciudad que vive desde hace más de 2 mil años –así es, más de dos mil–.

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No obstante, desde hace más de 40 años en los que John O’ Leary ha radicado en Cholula, ha atestiguado con sus ojos y su lente cómo es que paulatinamente la modernidad ha corroído la ciudad. Para él, “es la ignorancia y no la maldad lo que destruye”, y bajo esta premisa básica es sobre la que se sostiene el acabose de Cholula, pues por desconocimiento de la importancia de preservar la sociedad en conjunto se ha vuelto cómplice y obradora del desvanecimiento de la esencia original cholulteca.

La importancia de la conservación, para John, radica en la identidad que brinda a la sociedad, es una cultura que ancla y distingue a cada uno de los pueblos, barrios y comunidades. “Cholula es la ciudad viva más antigua de América en donde aún se practican tradiciones prehispánicas, su longevidad es algo que la distingue… hay que reconocer el pasado para ser lo que se quiere ser, es la única manera en la que se marca un camino, de lo contrario estamos perdidos”, afirmó.

Asimismo, comentó que de los años noventa al día de hoy los cambios han sido cada vez más abruptos y acelerados, después de la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio, la vida del país y sus pueblos dio la bienvenida al crecimiento económico y al mismo tiempo abrió la puerta a sus repercusiones tanto positivas como negativas.

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Dentro de las últimas se encuentra la profanación de los sitios considerados “sagrados” promovida por el interés de hacer de Cholula una ciudad propia para invertir comercial e inmobiliariamente; también se ha permitido que grandes franquicias se instalen en el centro de la ciudad lo que provoca que pequeños comerciantes y productores sean rezagados del convide económico, de modo que poco a poco la modernidad ha ido consumiendo la singularidad de la ciudad cholulteca.

El fotógrafo asegura que “el daño está hecho”, sólo queda observar el cataclismo de un lugar que lleva vivo más de dos mil años y que pasará a ser otra cosa distinta a la que vemos hoy en día y más distinta aún de la que se veía décadas atrás. Sin embargo, no todo está perdido; la Zona Arqueológica, la Capilla Real, y el Convento de San Gabriel, son patrimonios que se conservan y resguardan celosamente, a diferencia de otros, mismos que O’ Leary considera invaluables.

Cholula, por múltiples razones es un sitio atractivo para impulsar el crecimiento económico moderno; pues desde sus inicios, en la época prehispánica, estuvo en la mira de sus primeros pobladores por la abundancia de recursos y la propia riqueza del lugar, mismos factores que la convirtieron en blanco del desarrollo y progreso de la modernidad.

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Cabe resaltar que el progreso y la modernidad por sí mismos no son los enemigos, pues sin duda han tenido consecuencias positivas, no obstante, lo que se busca es un crecimiento ordenado que promueva la conservación de los edificios antiguos y esté acorde a la naturaleza cultural de Cholula, los materiales, colores, fachadas y alturas adecuadas pueden conjugar ambos mundos sin que implique necesariamente una destrucción, como sucede actualmente.

Durante décadas John O’ Leary ha registrado la esencia de Cholula, y a través de la fotografía es como ha sido posible conservar la cultura intangible del pueblo cholulteca;  para John, se ha vuelto la manera de ejercer influencia histórica frente a la transformación debido al hecho de que la fotografía registra un momento, capaz de crear una memoria individual o colectiva, lo que a su vez genera vínculos entre la gente y su pasado mismos que se reflejan en el quehacer cotidiano y en el acervo cultural que envidiosamente sus habitantes han procurado.

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Al tratarse de una ciudad, un pueblo y una cultura mexicanos, la tarea de preservar y cuidar recae tanto en las instancias de gobierno  como en las instituciones públicas, así como a la sociedad y habitantes de la comunidad. Es decir que evitar la destrucción requiere de un trabajo conjunto para preservar tanto lo tangible como lo intangible de la región cholulteca.

John, quien ha vivido de cerca el proceso de transformación, considera que ha sido un regalo formar parte de una comunidad tan rica como lo es Cholula, además, asegura que tratándose de un lugar tan fascinante merece su conservación.

Sobre su trabajo es importante mencionar que su obra fotográfica se encuentra en colecciones permanentes del Museo de Bellas Artes de Houston, Texas, El Centro Georges Pompidou de Paris, Francia, el Consejo Mexicano de Fotografía, A. C., la Casa de las Américas de La Habana, el INBA, entre otras. A nivel nacional fue miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte del FONCA en la disciplina de Artes Visuales para la temporada de 2005-08. Además fue premiado en la , INBA/CONACULTA 1984 y 1986.

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