Llegan las vacaciones de verano y junto con ellas la baja en las ventas de cientos de establecimientos dedicados a alimentar, divertir, entrenar y emborrachar a miles de estudiantes universitarios durante el periodo de clases. Al finalizar las clases, millares de pupilos regresan a su ciudad natal, situación que impacta fuertemente la economía que gira en torno a ellos.
Sobra decir que Puebla es uno de los dos estados (el primero es el Distrito Federal) con mayor cantidad de instituciones de educación superior en el país, tan sólo la entidad alberga 594 instituciones, de las 6 mil 692 que hay en México, lo que convierte en un lugar con una amplia oferta educativa que atrae a los jóvenes de los estados contiguos.
De acuerdo con datos de la Secretaría de Educación Pública, para el ciclo 2013-2014 se registraron un total de 201 mil 650 alumnos que cursaban el nivel de estudios superior, de los cuales se estima que al menos el 40% son originarios de estados como Chiapas, Oaxaca, Guerrero, Morelos, Veracruz, Tlaxcala, Nuevo León, Chihuahua y Baja California Norte.
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Es decir, que cerca de 80 mil 600 estudiantes cuando es tiempo de vacacionar regresan a sus estados, dejando abandonadas temporalmente sus residencias en Puebla y todas las actividades en torno a su vida universitaria.
Sin duda los bares que circundan los recintos del saber son de los principales afectados, algunos de sus dueños comentan que las ventas disminuyen casi al 50%, incluso hay quienes prefieren cerrar durante esta temporada y reanudar la actividad en cuanto comiencen las clases.
Otro rubro que golpea fuertemente el abandono temporal de los universitarios es el de la comida, cuya estrategia para hacer embate al incuria es el de “hacer menos comida”, es decir reducen su producción, lo que a su vez reduce el monto de sus compras, hecho que termina impactando una larga cadena económica.
También, la evacuación universitaria afecta drásticamente a los vendedores ambulantes, quienes prefieren emigrar, al igual que su clientela, a buscar mejores oportunidades y regresar cuando lo hagan los estudiantes.
De modo que no todo es felicidad cuando se trata de vacaciones, si no, pregúntenle a los comerciantes que rodean las universidades.
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Ver: Estudiantes encubiertos descubren algo que se creía perdido