Hace algunos meses, Abelina López, alcaldesa de Acapulco, Guerrero, se enfrentó a críticas severas tras realizar declaraciones polémicas sobre los altos índices de violencia en la ciudad a su cargo. La edil mencionó que la situación se debía a las altas temperaturas y al consumo de carbohidratos.
“Tiene que ver con muchos factores, nosotros tenemos alrededor de 16.2% de pobreza extrema que puede ser un factor de violencia, el tema de género, también pude ser un factor de violencia, la falta de empleo, ‘la calor’, una mala alimentación, si comes más carbohidratos te acelera”, indicó en su momento.
Esta declaración desató toda clase de comentarios en su contra, pero hay estudios que respaldan sus palabras. Ojo, no quiere decir que las altas temperaturas desencadenen el azote del crimen organizado, pero sí pueden llegar a afectar la salud mental de las personas, elevando los niveles de irritabilidad, estrés e incluso, violencia.
Ahora mismo, en el mundo se presentan casos de calor extremo. Un ejemplo es Reino Unido, donde ya se emitió su primera alerta roja debido al tiempo cálido y seco que ha predominado en los últimos días.
De acuerdo con la Oficina de Meteorología Británica, se prevé que por primera vez en su historia, la temperatura podría alcanzar los 40 grados centígrados, algo que podría significar un riesgo de muerte para las personas.
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Cuando llegan la primavera o el verano, el aumento de temperatura viene acompañado de una serie de recomendaciones para evitar un golpe de calor y otros problemas físicos, sin embargo, la salud mental también resulta afectada.
El tema lleva años estudiándose, y existen numerosas investigaciones que relacionan el aumento de la temperatura con el estado de ánimo y el comportamiento de las personas.
De acuerdo con la Universidad Complutense de Madrid, el calor moderado estimula a las personas a salir y socializar, pero cuando la temperatura alcanza valores extremos, impacta la conducta general generando cierta irritabilidad; en personas con ansiedad u otras patologías, se produce un estrés significativo.
Hay estudios que relacionan las olas de calor con el incremento de crímenes, con el aumento de feminicidios o con la tendencia a usar más el claxon del auto.
Expertos también señalan que con el calor extremo se incrementa en un 20% el riesgo de accidentes de tráfico.
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Se sabe que el calor sofocante es incómodo y nos pone en un mal estado de ánimo que suele conducir a un comportamiento dañino, pues podemos sentirnos enojados, estresados y menos felices. Básicamente el clima se infiltra en el cerebro y altera la biología.
En 2017, científicos hicieron un estudio en el que descubrieron que en Finlandia, la temperatura se correlacionaba con la cantidad de serotinina que circula en la sangre de las personas. La serotonina es una sustancia química importante del cerebro que regula la ansiedad, la felicidad y el estado de ánimo en general.
También encontraron un fuerte vínculo entre lo anterior y la tasa mensual de delitos violentos, lo que sugiere que el calor altera nuestros niveles de serotonina y eso afecta el nivel de agresión.
Otro dato arrojado por el estudio señala que el clima cálido aumenta nuestros niveles de testosterona, lo que nos hace más agresivos, lo que también explicaría el incremento en la incidencia de violencia sexual y doméstica.
En el caso concreto de México, un artículo de la BBC explica que en México hay más crimen organizado en las zonas con climas cálidos.
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