Desde el punto de vista del chamanismo los espíritus no son algo malo… son… ¡espíritus!; seres de diferentes niveles de energía y consciencia que siempre tienen una razón de ser, ya sea que se aparezcan en la vida real, en sueños o durante los “viajes chamánicos”.

En este sentido, cabe señalar que el es la práctica espiritual más antigua de la humanidad, con más de 40 mil años de existencia y que se ha practicado en todo el mundo: China, Japón, Indonesia, Siberia, Celtas, Nativos Americanos, Alaska, Centro y Sudamérica, Africa y Oceanía. Asimismo, la palabra chamán en sí es originaria de una tribu de Siberia y su significado es “el que ve en la oscuridad”, aunque, actualmente, tenga connotaciones confusas para muchas personas.

Lo cierto es que un viaje chamánico puede ocurrir con trances naturales, ante determinados sonidos rítmicos repetitivos (tambor, maracas, etc.) o en algunos otros contextos. El chamán es una persona que interactúa directamente con los espíritus, y como trata el “aspecto espiritual” de la enfermedad, no les teme y se ayudan mutuamente.

Cuando un chamán realiza un trabajo de sanación, del tipo que sea, el practicante trabaja en “sociedad” con sus espíritus y los del paciente. Los espíritus que ayudan (animales de poder, guías, guardianes, elementales, etc.) ayudan en el diagnóstico y aconsejan acerca de cuáles ceremonias de sanación deberían hacerse si fuera el caso.

Aunque visualizamos a los espíritus como violentos o demoníacos, son “energías fuera de su lugar”, que sufren y hacen sufrir a veces sin quererlo, y la desposesión consistirá en hacerles reconocer que ése no es su lugar y que uno puede “llevarlos“ a un lugar mejor o a su “plano correcto”. En este sentido, psychopomp se refiere (en su griego original) a un “conductor de almas” y es el proceso de asistir almas a cruzar el umbral, ya sea al momento de su muerte o en un momento posterior. De ahí que se dice que el chamanismo no sólo cura o ayuda a personas vivas, sino también a muertos, o más bien a los espíritus o almas de esos seres. Y al hablar de “seres” nos referimos no sólo a humanos, sino a animales, puesto que todas son energías. El chamanismo es animista, lo cual indica que otorga o asigna vida, energía, alma a todo lo que nos rodea: animales, plantas, piedras, elementales, montañas, ríos, nubes, etc. Existen una serie de impedimentos por los cuales un alma no logra “cruzar” al plano correcto al momento de la muerte, tales como miedo, confusión, apegos, circunstancias de la muerte (accidente, violencia, sorpresa), y la “retención” por parte de familiares o seres amados que no pueden dejar ir a la persona.

Cuando una persona o animal transita la muerte y su alma falla en encontrar el camino, normalmente se pierden o quedan “retenidos” en el Mundo Medio, que es la dimensión espiritual del mundo físico. Estos “seres” coexisten con nosotros en casas, edificios, terrenos, o en la permanente búsqueda infructuosa de su lugar, como nómades energéticos. Usualmente no saben que están muertos, y/o no saben precisamente dónde se encuentran o qué está ocurriendo. Su fuerza disminuye con el paso del tiempo lo que limita su entendimiento o visión de las circunstancias que los rodean.

10 tips chamánicos para los espíritus

1. Poner veladoras.

2. Recitar mantras, oraciones o palabras de amor.

3. Limpiar con salvia, o silver sage.

4. No poner en el altar fotos de vivos con muertos.

5. No aferrarse a los seres queridos fallecidos.

6. Cerrar los ciclos con nuestros amados que cambiaron de plano.

7. Tratar de escuchar a los espíritus.

8. Hacer tu ofrenda para este día.

9. Poner flores vivas y agua.

10. Poner muchos dulces.

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