Muchas veces, pensamos que los peores compañeros en el trabajo, pueden ser aquellos que no hacen lo que les corresponde, los que son chismosos a más no poder e incluso quienes tienen cierta tendencia a actitudes sexistas; sin embargo, un estudio reciente ha demostrado que es todo lo contrario.

Michael Housman y Dylan Minor, autores del estudio, analizaron el comportamiento de 50 mil empleados de 11 empresas para poder determinar el perfil y hábitos comunes de estas personas conocidas como “trabajadores tóxicos”, así lo menciona El Confidencial.

Para dicha investigación, contaron con el apoyo de un software diseñado por expertos en psicología y gracias al cual pudieron cotejar los datos extraídos de cada cuestionario que le hicieron a los trabajadores con los datos aportados por las propias empresas entre los que se incluían informes de rendimiento, productividad o trato con clientes y empleados, las causas que les llevaron a su contratación o despido, y otras características más generales como el tipo de contrato, horario, tiempo en la empresa, edad o sexo.

Y como nadie lo esperaba, los resultados fueron increíbles...

Según publica el estudio, en lo que se considera una “persona tóxica”, se encontraban los acosadores, violentos, y que tendían al fraude, robo e incluso intimidación; y eso no es lo peor, sino el hecho de que, al contrario de lo que muchos piensan, éstos no son personas flojas o que deleguen sus funciones, sino que se trata de empleados altamente productivos, por lo que las empresas casi nunca prescinden de ellas.

“Son corruptos pero sobresalen por su rendimiento en el trabajo”, explican. Como consiguen que la empresa gane dinero, la compañía mira hacia otro lado cuando sobrepasan los límites legales. No son los primeros que demuestran que las personas con poca ética acaban triunfando en las empresas. De hecho, incluso están más tiempo que los que trabajan sin saltarse ninguna norma ni buscan su beneficio personal.

Lo peor no es eso, sino el hecho de que, como concluyeron los investigadores, se trata de una actitud que “se contagia”, y es que parece que este tipo de personas son capaces de influir en el resto de la plantilla laboral, conduciéndoles a trabajar también de una forma tóxica.

De hecho, los investigadores calculan que la contratación de este tipo de personas puede costar cerca de 12.500 dólares como consecuencia de la necesidad de tener que reemplazar a otros trabajadores que deciden marcharse de la empresa porque no soportan su comportamiento.

Y tú ¿has tenido un compañero así?

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