Cuando Robert Jarvik se enfrentó a la muerte de su padre, debido a un problema cardíaco, jamás imagino que sería él quien dejaría su huella en la historia de los corazones artificiales. Precisamente él inventó el primero del mundo.

"Sabía que mi padre iba a morir de una enfermedad cardíaca, así que solo trataba de hacer un corazón para él". Robert Jarvik trabajó durante años para intentar conseguir uno de los grandes objetivos de la biónica, reemplazar el corazón humano por uno artificial, así lo publica . En 1982 un dispositivo que llevaba su nombre, el Jarvik 7, fue implantado en sustitución del corazón de un hombre de 61 años, Barney Clark.

Fue el 2 de diciembre de aquel año cuando el cirujano William DeVries implantó por primera vez este corazón, en el Centro Médico de la Universidad de Utah en Salt Lake City.

El paciente, padecía cardiomiopatía, un debilitamiento progresivo del corazón, mortal a menos que se sustituyera este órgano. A los ya 61 años, sobrepasaba en once años la edad ideal para un trasplante, sin embargo y gracias a su fuerte voluntad de vivir, se le consideró un buen candidato para probar el corazón artificial.

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Según información del , tras una operación de siete horas y media realizada por un equipo de 17 miembros, Clark estuvo más sano que antes de la intervención. El corazón de plástico funcionaba bien pero pronto aparecieron complicaciones. La primera semana tuvo ataques cardíacos, molestias en los pulmones y en el riñón, posiblemente porque no había recibido sangre sana durante mucho tiempo.

Días antes de su muerte, Clark presentaba un fuerte debilitamiento de sus riñones, que le impedía orinar. Asimismo, sufría una infección bacterial de colon, una infección viral generalizada y una presión excesivamente alta en su arteria pulmonar, además de dificultades circulatorias, que fueron las que, finalmente, provocaron su muerte, así lo publica .

Y es que el corazón de poliuretano, tendía a hacer que el flujo de sangre bajara bruscamente, por lo que su agonía comenzó el mismo día por la mañana, cuando el ritmo cardíaco descendió súbitamente. 112 días después de la cirugía, Clark falleció.

Hoy, 33 años después, no existe aún un corazón artificial perfecto, sin embargo, los esfuerzos de la biónica y la medicina se enfocan cada vez más en lograrlo. Los prototipos, desde el Jarvik-7, han servido para mantener a pacientes con vida mientras reciben un trasplante…

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