Actualmente sabemos que fumar puede resultar muy nocivo para la salud, no solo para quienes lo practican, sino también para aquellos que rodean a los fumadores, los llamados fumadores pasivos. Pero hubo un tiempo en el que tener este vicio no era visto como algo negativo, al contrario, se veía como ¡una cura!
No, no estamos exagerando. Lo que te vamos a contar es real y sucedió en Europa…
En el año 1600, los europeos creían que las enfermedades como el cólera o la peste negra se contagiaban de persona a persona a través de “miasma”; así le llamaban a una “niebla nociva” que desprendía la enfermedad y que podía identificarse por su mal olor.
La planta del tabaco. (Ilustración: Wellcome Collection.)
Si esto de por sí ya era increíble, la forma de protegerse lo es aún más, pues para combatir ese vapor maloliente y venenoso, las personas encendían sus pipas de tabaco y, literal, “se envolvían” en una espesa manta de humo.
Esto trajo como consecuencia que en las salas de operaciones se acostumbrara fumar, a fin de prevenir infecciones. Lo más curioso es que esta idea se mantuvo en Europa y China hasta finales del siglo XIX.
Así se deshacían de las víctimas de las enfermedades contagiosas. (Ilustración: Wellcome Collection)
Todo esto ya nos resulta bastante extraño, pero hubo un tiempo en el que los médicos de Europa estaban obsesionados con los llamados “enemas de humo”, que no era otra cosa que introducir humo de tabaco por el recto de las personas. Sí, ¡eso hacían! Incluso, tenían kits especiales que contenían un tubo con fuelles para introducir el humo con facilidad.
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Seguro te preguntas ¿por qué lo hacían?.. Se creía que los “enemas de humo” curaban casi cualquier cosa, desde una simple gripe hasta hernias. Incluso lo usaban para reanimar a víctimas de ahogamiento.
Parece raro, pero en el siglo XVIII era común pasear por las orillas de un río y ver cómo algunas personas intentaban volver en sí a alguien que había estado a punto de ahogarse, con este extraño método.
Reanimación de una mujer que estuvo a punto de ahogarse. (Ilustración: Wellcome Collection)
Hay historiadores que señalan que para reanimar a las víctimas de ahogamiento se creía en la estimulación y el calor, como frotar la piel de la personas, pero en general se pensaba que una inyección de humo de tabaco en el ano era mucho más potente y eficaz.
Todo esto lo sabemos ahora gracias a que The Wellcome Collection, que se dio a la tarea de exponer la historia del tabaquismo en Europa, desde el siglo XVI.
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