¿Recuerdas la última vez que despertaste crudo? Sin duda es la peor sensación del mundo, algo que solo le desearías a tu peor enemigo. Pero también podría ser la clave para que dejes de beber.

Un estudio de la descubrió que una de las principales razones por las que nos moderamos al beber, es recordar la última vez que tuvimos una resaca infernal. Aunque suene a buenas noticias, lo cierto es que esto habla muy mal de nosotros.

Los especialistas realizaron una encuesta y descubrieron que menos del 2% de las personas presta atención a los límites oficiales de ingesta de alcohol a la hora de decidir cuántas copas tomarán en la noche. Solo el 4% toma en cuenta su propia salud en esta misma decisión.

Sin embargo, el recuerdo de la última cruda sí es un factor importante que nos hace fijar límites para nuestro consumo personal. Estos “límites” en realidad no tienen ninguna base médica y se establecen solo según la experiencia de cada persona.

Oficialmente se recomienda no consumir más de 14 unidades de alcohol en la semana, distribuyendo esa cantidad en tres o más días. Una unidad de alcohol equivale a media pinta de cerveza (una pinta equivale a 473 mililitros), un shot de 25 ml en caso de un licor fuerte o 100 ml de un vaso de vino.

El reto para las políticas de salud pública es encontrar una manera de combinar los hechos médicos con nuestra experiencia propia.

“Las personas que tienen experiencias negativas cuando se acercan a su propio límite de alcohol pueden ser más susceptibles a las intervenciones, ya que sus cuerpos ya están indicando que se detengan”, señaló el doctor Mark Burgess.

“Sin embargo, aquellos que tienen una experiencia más positiva probablemente estén menos dispuestos a cambiar su comportamiento, a pesar de que es más importante para su salud hacerlo ", advirtió.

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