Como sabrás, la placenta es un órgano que le proporciona sangre y oxígeno al feto durante el embarazo, pesa alrededor de 500 gramos y ex expulsado del cuerpo de la mujer durante el parto. Sin embargo, aunque parezca increíble, ha mujeres que ¡se comen la placenta!
Sí, suena bastante desagradable, pero es una realidad. Ya sea en un licuado, en algún otro platillo o en pastillas que contienen placenta deshidratada, pero la ingieren. Esta práctica es conocida como “placentofagia” y se ha convertido en “tendencia” luego de que fuera promocionada por famosos como Kim Kardashian.
Según sus defensores, su ingesta ayuda a reducir el dolor, a incrementar la energía, la producción de leche y a reducir los riesgos de una depresión pos-parto. Sin embargo, hay que aclarar que no hay una evidencia científica que respalde estas afirmaciones.
De hecho, investigadores de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos, alertan que el consumo de placenta puede causar graves problemas en el bebé. Publicaron un informe sobre un menor que falleció porque su madre ingirió pastillas que contenían su propia placenta.
De acuerdo con el informe, el bebé nació sin complicaciones en septiembre de 2016, pero poco después de nacer, presentó algunos problemas respiratorios. Fue llevado al hospital y las pruebas médicas que se le realizaron revelaron que el niño tenía una infección en la sangre causada por el estreptococo del grupo B, algo que puede ser mortal.
De acuerdo con Gizmodo, el pequeño fue tratado con antibióticos y dado de alta, pero unos días después regresó al hospital con la misma infección. Ahí fue cuando los médicos descubrieron que su madre había estado tomando pastillas con placenta, la cual, contenía la bacteria que estaba enfermando al bebé y que le era transmitida a la hora de amamantarlo.
La CDC advierte que no existen estándares para preparar la placenta para consumo humano y que su encapsulación, no elimina todos los agentes patógenos infecciosos que pudiera contener, por lo que es mejor no consumirla.