En 1606 los franciscanos comenzaron, con la ayuda de la Tercera Orden y los devotos de la ciudad, la construcción del Vía Crucis poblano en las faldas del Cerro de Belén, estaría integrado por 14 capillas ubicadas estratégicamente para asemejar las condiciones geográficas del Vía Crucis de Jesrusalén.
Las capillas corresponden a los catorce episodios que recuerdan el recorrido de Jesús, desde su condenación en la casa del Procurador Poncio Pilatos, hasta su muerte y sepultura en el Monte Calvario. La senda tiene una extensión aproximada de un kilómetro, equivalente a los supuestos 1321 pasos que se atribuían al recorrido de Jesús.
Aunque otros caminos de Vía Crucis fueron construidos en la Nueva España, el de Puebla fue el primero de tipo arquitectónico y uno de los pocos que aún conserva la mayoría de sus capillas resguardando elementos que hacen alusión a su advocación, como pinturas, mantos, fachadas, entre otros.
Entrando a la zona del Calvario, se encuentran las seis capillas restantes, las cuales representan el espacio extramuros de Jerusalén que Cristo recorre hasta llegar a su crucifixión. El arco que acompaña la entrada del Monte Calvario, equivale a la Puerta Dolorosa de la Tierra Santa.
Cabe destacar que la arquitectura características de estas capillas es de fines procesionales, ya que cuentan con una puerta de acceso y otra de salida, para que la procesión no fuera interrumpida; aunque muchas de las puertas se encuentran clausuradas, aún es posible verlas en las Capillas.
Las capillas que integran este Vía Crucis se abren en su totalidad, a partir del Miércoles Santo hasta el Domingo de Resurrección, suele haber recorridos guiados de 90 minutos de duración. De modo que si deseas conocer un poco más de la vivencia de Cristo, Puebla es una excelente opción en esta Semana Santa.
*Imágenes e información recopilada a través de la Guía de Patrimonio Religioso de la Ciudad de Puebla.