Para el año 2050, según estimaciones de la ONU, dos de cada tres habitantes en la Tierra vivirá en una gran ciudad, lo que se traduce en un aumento de la población expuesta a los efectos de la contaminación del aire.
Para el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), la contaminación del aire ya es una “emergencia de salud pública”, que cada año acaba con la vida de siete millones de personas en el mundo y afecta al 80% de quienes viven en zonas urbanas, cita National Geographic.
El aire contaminado aumenta el riesgo de padecer enfermedades respiratorias agudas y crónicas, como el cáncer de pulmón o problemas cardiovasculares. Aunque todos estamos expuestos, su efecto dañino es mayor entre las personas mayores y los niños, según menciona la Organización Mundial de la Salud.
En el informe “Acciones sobre la calidad del aire”, presentado en la II Asamblea General del PNUMA, celebrada en mayo pasado en Nairobi, se advierte de la supervivencia de graves índices de contaminación en el aire alrededor del planeta, sumado a que los países en desarrollo aún ven limitado su acceso a las energías limpias.
Así se ve un día de contingencia ambiental en la CDMX. (Foto: El Universal)
El estudio advierte que aún hay alrededor de 3,000 millones de personas cuyas cocinas funcionan con carbón o biomasa (madera o excremento de animales), y que solo una cuarta parte de los países en el mundo tienen la tecnología que se necesita para reducir la emisión de partículas contaminantes en los vehículos.
Uno de los casos más preocupantes es el de Beijing, que a pesar de los programas de control de polución, la calidad del aire está lejos de ser satisfactoria. Tan solo el año pasado, la ciudad registró picos de concentración de sustancias nocivas hasta 40 veces superiores al límite de la OMS.
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¿Qué se puede hacer?
Aunque el panorama sea oscuro, aún hay esperanza, pues al menos en 97 de los 194 países analizados se incrementó el número de viviendas con acceso a energías renovables. De éstos, en 83 se aplican incentivos para mejorar la eficiencia energética. Por ejemplo, en Noruega se ha disparado el uso de vehículos eléctricos, a tal grado que de las compras de autos que se realizan, el 60% corresponde a este tipo de unidades, indica Xataka.
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