Bajo una aplastante carga financiera, Kumar Budhathoki, habitante de Hokse, vendió uno de sus riñones a traficantes de órganos por cinco mil dólares; una suma que esperaba le ayudara a establecer una vida libre de problemas de dinero. En su lugar, consiguió problemas de salud y sólo una fracción del dinero que le fue prometida en su pueblo natal, una aldea de pequeñas granjas y cabañas de barro que ha sido el centro del comercio ilegal de órganos en Nepal desde hace más de una década.

Según la página, la pequeña aldea de Hokse, está ubicada a unos 50 kilómetros de Katmandú, es visitada regularmente por traficantes de órganos humanos que prometen cosas absurdas a los habitantes. El lugar se ha hecho famoso como la “Aldea del Riñón”, ya que una gran cantidad de habitantes ha vendido uno de sus órganos a precios muy inferiores, incluso para los estándares del mercado negro.

En el tráfico internacional un riñón humano puede llegar a cotizarse en 4 millones de pesos mexicanos (cerca de 260 mil dólares), pero los residentes de Hokse reciben, si bien les va, solo un pago de 2 mil dólares por el “comercio”. Las cirugías normalmente se hacen en la India, cuya frontera se encuentra a kilómetros al sur de Hokse, estos según datos de 

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Los traficantes se valen de todo tipo de artimañas para convencer a los pobladores de vender sus órganos. Suelen decirles que el cuerpo humano solo necesita de un riñón para funcionar y que una vez retirado otro riñón crece en su lugar. Algunas personas llegan a creer en estos charlatanes, como fue el caso de Geeta, de 37 años, que para darle una casa a su familia vendió uno de sus riñones.

De acuerdo con información del sitio el terremoto en Nepal, ocurrido el 25 de abril de 2015, expuso las penurias de la región, haciendo a la aldea más vulnerable aún ante los traficantes de órganos. “Las personas sienten inseguridad y miedo en los lugares donde viven. Ven caras nuevas todos los días, personas que han sido identificadas como traficantes de órganos y que intentan embaucar a los residentes con promesas de buenos empleos y una vida digna en países extranjeros”, explica Laxman Lamichhane, abogado y coordinador del Foro de Protección de los Derechos Humanos en Nepal.

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“Me pusieron una inyección que me dejó inconsciente durante 24 horas. Cuando desperté, estaba en una cama de hospital y me habían extraído un riñón”, relata Ganesh Bahamur Damai, una de las tantas víctimas de los traficantes, quien fue raptado para extraerle uno de sus órganos, así lo señala el portal

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A su regreso a Hokse, muchas de estas personas engañadas terminan convirtiéndose en objeto de burla y chisme para los demás aldeanos. Debido a esta exclusión social, problemas como el alcoholismo están creciendo entre los pobladores. Y aunque el gobierno nepalí decretó una ley en 2007 que prohíbe la venta de riñones, se cree que la practica va en aumento tras el terremoto que devastó a la nación.

Casi 100 mil mujeres, hombres y niños actualmente necesitan un trasplante de órganos que pueden salvar su vida. Un promedio de 18 personas mueren cada día por la falta de órganos disponibles para recibir la donación, así lo informa la página pero, sin duda, esta no es la forma de salvar una vida.

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