Albert Einstein dijo: “Si buscas resultados distintos no hagas siempre lo mismo”. Esta frase sirve para ilustrar que en ocasiones parece existir un impulso que nos lleva a cometer el mismo error o caer en un círculo vicioso una y otra vez.
Un “hábito” es el comportamiento automático que ocurre sin muchos pensamientos conscientes, de acuerdo a Emily van Sonnenberg, maestra de Psicología en la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), siendo ejemplos negativos de lo anterior: gastar dinero en cosas innecesarias, fumar, tomar bebidas alcohólicas sin moderación e inclusive, no despegarnos de nuestro smartphone en ningún momento.
La buena noticia es que así como desarrollamos malos hábitos también podemos cambiarlos, aunque es importante mencionar que no existe un periodo de tiempo específico para lograrlo, debido a que cada modificación en nuestro comportamiento implica cierto nivel de dificultad y sobre todo, fuerza de voluntad.
Está demostrado que una persona es capaz de crear un nuevo hábito a los 66 días en promedio, siendo precisamente el último día (el día 66) cuando se alcanza el grado más alto de aprendizaje, de acuerdo a una investigación realizada por el University College London (UCL). A continuación te mostramos:
El ahorro es uno de los hábitos más positivos para cualquier persona y viajar es un incentivo lo suficientemente atractivo para comenzar a hacerlo y olvidarnos de comprar cigarros, alcohol, ropa o el gadget que esté de moda en ese momento.
La agencia especializada en turismo juvenil, Mundo Joven, llegó a realizar un estudio en el que reveló que nuestros gastos hormigas como café, cigarros, comida corrida o taxis, entre otros, pueden llegar a representar entre 30 y 80 mil pesos anuales que bien podrían ser invertidos en un viaje al extranjero.
Foto: iStock
Ya sea que eliminemos aquellos malos hábitos que nos causan daño o que incorporemos otros tales como hacer ejercicio o alimentarnos sanamente, esto también está relacionado con un cambio en nuestro estilo de vida.
Para poner un ejemplo, se ha demostrado que las personas que optan por consumir bebidas bajas en calorías también realizan otros cambios saludables en su vida como, por ejemplo, al seguir una dieta de mejor calidad o realizar ejercicio, de acuerdo a un estudio publicado en Nutrients.
Si le cuentas a tus amigos los cambios que estás realizando en tus hábitos probablemente en un inicio se burlen de ti, pero si ven que persistes y que logras tus objetivos, es muy probable que quieran saber e intentar lo que estás haciendo.
Esto también sucede a gran escala, es decir con los grandes corporativos y sus campañas de publicidad, por ejemplo, una vez que se supo que México lideraba la lista de países con mayor obesidad en el mundo, muchas empresas comenzaron a cambiar sus productos o a crear acciones para que sus consumidores no los abandonaran pero al mismo tiempo tubieran mejores hábitos, como Coca-Cola que llevó a cabo iniciativas que van desde campañas como “Te mueves tú, se mueven todos” (en la cual participaron hasta 9 millones de personas en 2015), programas de educación física y nutrimental como “Ponte al 100” (con la participación de 1.6 millones de mexicanos en escuelas, instituciones de gobierno y empresas), sin olvidar que 40% de sus productos ahora son bajos o nulos de calorías.
Otro tipo de esfuerzos están representados por Grupo Bimbo (reformuló más de 100 de sus productos con el objetivo de disminuir los niveles de sodio y azúcar) o Nestlé (eliminó la sal y disminuyó las azúcares en sus fórmulas) como parte de los cambios con los cuales se espera que los consumidores adquieran hábitos más saludables.
Siempre y cuando modifiquemos actitudes tales como el tiempo que pasamos en internet (7 horas y 15 minutos diarios, según la Asociación Mexicana de Internet) o viendo la televisión (1.8 horas al día, de acuerdo a El Universal), lo que permitirá que canalicemos la energía que utilizamos en estos dispositivos tecnológicos para nuestro desarrollo personal.
Como si se tratara de una bola de nieve, existirá una tendencia natural a ir desarrollando nuevos hábitos positivos a nuestra vida y, en consecuencia, a provocar que cada vez nos fijemos metas más altas en un círculo virtuoso.
Al final no hay que temerle al cambio, sobre todo considerando que nos permite desarrollarnos personalmente ya sea para beneficio de nuestra salud, para ampliar nuestra cultura (como en el caso de los viajes) o aprovechar de mejor manera el tiempo, todo lo cual nos permitirá mejorar nuestra experiencia de vida.
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