A lo largo de la historia de la aviación, muchos son los accidentes que se han suscitado, sin embargo, uno de los más sonados, ha sido el del Vuelo 571 de la Fuerza Aérea Uruguaya.

La tarde del 12 de octubre de 1972, el Fairchild Hiller FH-227 perteneciente a la Fuerza Aérea Uruguaya partió del Aeropuerto Internacional de Carrasco transportando al equipo de rugby del club de ex-alumnos del Colegio Stella Maris de Montevideo, que se dirigía a jugar un partido contra el Old Boys de Santiago de Chile; sin embargo, nunca llegarían a su destino.

Debido al mal tiempo, esa misma tarde tuvieron que detenerse en la ciudad argentina de Mendoza, justo antes de llegar a los Andes; y se vieron obligados a pasar ahí la noche. Al día siguiente, el frente persistía, pero debido a la premura tuvieron que retomar el viaje, despegando a las 14:18; minutos después, chocarían contra Los Andes, quedando atrapados en un punto bastante alto de la cordillera.

De las 45 personas que se encontraban a bordo, 13 fallecieron en el accidente, entre ellos, cuatro de los cinco miembros de la tripulación. A la mañana siguiente, habían muerto cuatro más y, para el octavo día, una pasajera más debido a sus lesiones. Los 27 restantes hicieron frente a las duras condiciones ambientales en las montañas congeladas. Durante varios días las labores de rescate intentaron localizar los restos del avión sin éxito, por lo que las labores de búsqueda se suspendieron ocho días después del accidente.

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A mediados de noviembre, fallecieron dos jóvenes más a causa de la infección de sus heridas. El 11 de diciembre, moriría la última víctima del accidente por la misma causa. Los supervivientes disponían apenas de alimentos; por lo que tuvieron que tomar una de las decisiones más importantes: alimentarse con la carne de sus compañeros muertos.

72 días después de la tragedia, el 22 de diciembre, los sobrevivientes fueron rescatados gracias a que localizaron a tres de ellos cerca de un río. Un mes más tarde, una expedición por tierra y aire llegó al lugar del accidente. Los restos de los fallecidos fueron enterrados en un lugar situado a ochocientos metros del avión. Sobre la tumba se colocó una cruz de hierro en honor de las víctimas. Sobre ella, escrito en el metal, se puede leer: “El mundo a sus hermanos uruguayos”, y por el otro: “Más cerca, oh Dios, de ti”. Lo que quedó del fuselaje fue quemado.

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Después de la tragedia de los Andes, muchos libros fueron publicado e incluso, diversas adaptaciones al cine ha tenido la historia de supervivencia de esos 16 humanos que sobrevivieron a las temperaturas, la falta de alimentación y las situaciones precarias a las que, día a día se enfrentaban.

Y tú, ¿conocías la historia de este accidente aéreo?

Si hubieras estado en su lugar ¿qué hubieras hecho para sobrevivir?

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