Los celulares se han convertido en otra extremidad del cuerpo humano para gran parte de la población. Con 6.9 mil millones de usuarios a nivel global, número que crece cada día, los teléfonos móviles son parte indispensable de nuestra vida, pero en ellos se esconde un riesgo terrible para la salud.
Los campos electromagnéticos producidos por el uso de estos dispositivos, conocidos popularmente como “electrosmog”, están clasificados por la Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer como cancerígenos.
Es precisamente por estos campos electromagnéticos que no puedes usar tu celular en aviones o algunos hospitales, ya que las señales de radio podrían interferir con aparatos médicos y sistemas de navegación.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) explica que los celulares se comunican a través de ondas de radio en una red de antenas fijas llamas estaciones base. Estas radiofrecuencias son campos electromagnéticos, aunque a diferencia de los rayos X o los rayos gama, no pueden romper enlaces químicos.
A corto plazo, uno de los efectos de estos campos en el cuerpo humano es el calentamiento de tejidos. Ésto sucede porque la energía de las frecuencias se absorbe por la piel y otros tejidos superficiales, provocando aumento de temperatura en el cerebro y otros órganos.
A pesar de que se ha estudiado el efecto de estas ondas en la actividad cerebral, las funciones cognitivas, el sueño y la presión arterial, no hay evidencia que compruebe que haya un impacto directo.
En el caso del cáncer, la información disponible es contradictoria. Actualmente, el “electrosmog” está clasificado como un cancerígeno clase 2B. Esto significa que su riesgo es creíble, pero que por factores en la investigación “no pueden descartarse con una confianza razonable”.
Te puede interesar: 10 datos interesantes sobre el cáncer
El problema al estudiar el riesgo cancerígeno de los celulares es que estos dispositivos no se emplearon masivamente hasta principios de 1990 y muchos cánceres no son detectables hasta años después de comenzar a generarse.
Por ello, es necesario realizar más investigaciones al respecto, como parte de un esfuerzo para entender el efecto de estos campos a largo plazo.
Si quieres prevenir cualquier riesgo, estos son los lineamientos recomendados por la OMS para reducir la exposición al “electrosmog”:
Por el contrario, los artefactos comerciales que se venden al público como una forma de bajar los campos de radiofrecuencia no han demostrado su efectividad.