Cuando tu pareja llega a vivir contigo puede traer desde sus mascotas hasta electrónicos, pero apuesto a que no esperabas que también trajera sus propios microbios como inquilinos. Vivir bajo el mismo techo con la persona que amas no sólo puede causar consecuencias en tu equilibrio emocional sino que también podría provocar cambios físicos que no te imaginabas.

Un estudio de la Universidad de Waterloo en Ontario, Canadá, concluyó que las parejas que conviven en un mismo hogar sufren un variado intercambio de microbios que modifica el “perfil microbiano” de cada persona. Los expertos incluso lograron identificar a quienes eran pareja mediante el análisis de sus microbios.

Sorprendentemente el mayor intercambio de bacterias no se daba ni en los besos ni en los abrazos, ocurre en ¡los pies!. Los científicos creen que esto se debe a que las parejas caminan descalzas en la superficie de la misma casa, por lo que el intercambio de bacterias entre ellos y el entorno que los rodea es inevitable.

Para este estudio se analizaron 340 muestras de piel de 10 parejas heterosexuales que cohabitan. Las muestras corporales se recolectaron de 17 áreas, incluido el ombligo, las axilas y las fosas nasales.

Aún hay mucho por aprender sobre este tema. Por ejemplo, cada persona tiene una comunidad de bacterias distintas en cada parte del cuerpo. En los muslos, los investigadores notaron que los microbios eran más similares entre personas del mismo sexo que entre los miembros de una pareja. Lo anterior podría deberse a la cercanía de esta zona con el área vaginal.

Vivir en cercanía con una pareja no es el único factor que podría modificar los microbios de cada persona. La dieta o incluso un breve encuentro con otra persona puede causar efectos en las bacterias de un individuo. Este proceso es completamente natural y no tiene nada de peligroso.

Josh Neufeld, uno de los encargados del estudio, dijo que esa investigación es parte de un esfuerzo mayor para entender cómo los microbios se adaptan a su huésped, no sólo en personas sino también en otros mamíferos. “Finalmente lo que estamos tratando de entender es si los microorganismos han evolucionado junto a sus huéspedes a lo largo del tiempo”, señaló.

Las bacterias naturales de la piel incluso pueden ser benéficas para tu salud, al impedir que los patógenos (microbios que provocan enfermedades) se reproduzcan. Vivir con tu pareja también podría influir en tu sistema inmune, al igual que otros factores como el estilo de vida, la dieta y el ejercicio.

Por eso la próxima vez que tu pareja te contagie de gripe, no le eches toda la culpa. Compartir el mismo ambiente contaminado los hace vulnerables a las mismas enfermedades.

Con información de y

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