Ser madre no es una tarea fácil, pero las recompensas hacen que valga la pena. Aunque para muchas mujeres no está en sus planes tener hijos, otras siempre han soñado con tener una familia propia, aún sin idea de los cambios físicos que el embarazo y el parto producen en el cuerpo.
Tener un hijo puede, en algunos casos, incluso ser mortal. Una de cada siete mujeres tendrá complicaciones en el parto y sin atención médica, esto puede desencadenar consecuencias graves. Los embarazos consecutivos pueden provocar una pérdida de nutrientes esenciales, provocando anemia en las madres.
Pero este no es el único desafío para el que las futuras madres tienen que prepararse. En De10.mx queremos darte a conocer las 10 consecuencias físicas de las que nadie te advirtió antes de tener un hijo:
1. Huesos débiles
Es común que los huesos de las madres se debiliten luego de dar a luz, debido a que durante el embarazo el bebé absorbe todo el calcio, dejando el cuerpo sin reservas de este material. Parte de este problema se puede compensar con una dieta adecuada combinada con complementos nutricionales.
2. Reducción de busto
Aunque la mayoría sabemos que los senos crecen para amamantar, cuando este proceso se detiene, el busto no sólo regresa al tamaño previo al embarazo, sino que puede reducirse incluso más, como lo descubrió la investigadora Hope Ricciotti de la Universidad de Harvard.
3. Estrías
Es común que estas marcas aparezcan en el cuerpo de las embarazadas debido al estiramiento de la piel como consecuencia de la ganancia de peso. Aunque existen cremas especiales para reducir este efecto, es casi imposible hacerlas desaparecer.
4. Agotamiento
Además del desgaste del parto, las nuevas madres deben soportar un horario de sueño irregular meses después del nacimiento del bebé, pocas veces acaban durmiendo la noche entera. Esta rutina irregular también provoca cambios de humor en la mujer debido a la alteración del sistema nervioso.
5. Incontinencia urinaria
Durante el embarazo la vejiga desciende y es normal tener “accidentes” los primeros días luego de dar a luz.
6. Cabello más delgado
Aunque algunas mujeres creen que la textura de su cabello cambió permanentemente después del parto, esto no está demostrado científicamente. Lo único que se sabe es que el cabello puede lucir más ligero debido a que los cambios hormonales provocan su caída.
7. Piel más oscura
Las áreas oscurecidas en la piel son comunes durante el embarazo, especialmente en las mejillas y labio superior, condición llamada cloasma. También puede aparecer una línea vertical en el abdomen, conocida como la línea negra. Ambas desaparecen comúnmente después del parto, pero en algunos casos se sigue viendo una marca ligera.
8. Pies más grandes
Aunque es común que durante el embarazo se hinchen los pies, luego del nacimiento del bebé hay madres que nunca regresan a su talla original de zapatos. Si se gana demasiado peso durante el embarazo, el arco del pie puede ser deformado de manera permanente.
Además hay una hormona llamada relaxina, la cual ayuda a relajar los ligamentos del cuerpo para dar a luz, pero también puede expandir sus efectos a áreas lejos de la pelvis, como los pies. En la mayoría de los casos, este cambio no es grave ni representa ningún peligro severo para la salud.
9. Cambios en el deseo sexual
Según los expertos, puede tomarles a las nuevas madres hasta un año antes de volver a querer tener relaciones sexuales. Entre las razones para no tener sexo, es común que las mujeres se enfoquen tanto en sus hijos que no se toman tiempo para ninguna actividad personal.
Además, la fatiga de cuidar a un bebé no les deja energía para otras actividades. Con el tiempo, los niveles hormonales regresan a su normalidad y también vuelve el deseo.
10. Mejor memoria
Entre todas las consecuencias negativas, parece haber una buena noticia. Aunque hay un mito sobre que las nuevas madres son más despistadas, nuevos estudios en animales muestran que las hormonas generadas después del embarazo facilitan el aprendizaje y la memoria.
A pesar de que las nuevas madres sienten que no pueden realizar las tareas cotidianas con la facilidad que experimentaban antes del embarazo, al realizar varias tareas al mismo tiempo, las mujeres terminan usando una mayor cantidad de energía mental que la que previamente empleaban en su día.