Es común que, para satisfacer los deseos de los niños, alguien tenga la idea de comprar un perro o gato para regalar, creyendo que es un presente bonito y tierno. Sin embargo, esta práctica, aparentemente inocente, trae consigo diferentes implicaciones que podrían resultar negativas para los animales.
El primer error en el que podemos caer al regalar un animal de compañía es ignorar la situación de vida de la persona a la cual le hacemos este presente. La mayoría de las veces, las personas no son consultadas sobre sus deseos y posibilidades como: tiempo, dinero, espacio e interés para mantener un perro o un gato en su hogar; por lo que un “regalo” así, puede convertirse en un problema para la familia que lo recibe, más que en un gran motivo de alegría. Si bien, es bueno fomentar a los niños el respeto animal, y enseñarles el sentido de responsabilidad para cuidar de ellos, los pequeños no pueden ser los principales responsables de la manutención de los cachorros.
Cualquier tipo de animal de compañía requiere de una inversión en gastos corrientes como alimentación, vacunas, acondicionamiento de su espacio vital, veterinario y medicamentos. Al regalar un animal, también se adjudica un gasto enorme y quien lo recibe puede no estar preparado, lo que podría terminar en un abandono.
Existe también el factor de atención y tiempo que necesita cualquier ser vivo. Los cachorros en particular poseen mucha energía y requieren de una atención y cuidados especiales. Cuando las personas carecen de tiempo para atender a sus perros o gatos, estos desarrollan estrés por falta de atención, lo que los lleva a tener conductas erráticas que pueden ser malinterpretadas como síntomas de un carácter destructivo o agresivo.
(Foto: adoptare.org)
Alan Rozz, fundador y director de Adoptare, organización sin fines de lucro que promueve una cultura responsable y de respeto entre los seres humanos y los animales de compañía, señala que estas carencias de atención y tiempo en los animales repercuten también en su estado de salud. “Todos los perros gatos, sin importar su raza, requieren de una determinada cantidad de actividad física. Si se les priva de salidas a espacios abiertos, se vuelven animales sedentarios que, además de acumular estrés, comienzan a tener problemas cardíacos y respiratorios que acortan su esperanza de vida”, indica.
La Comisión de Salud de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF) señala que el 70% de las personas que compran o reciben como regalo un animal de compañía, lo abandonan durante su primer año de vida. Entre las razones que llevan a la gente a abandonar a sus animales en la calle se encuentran: la pérdida de interés de los dueños por el animal, la falta de recursos para mantenerlo adecuadamente y que los dueños dejan de sentir afecto por su cachorro una vez que éste crece.
Al comprar animales, se apoya el comercio ilegal de cachorros y se fomenta el crecimiento de criaderos de perros y gatos. Muchos de estos criaderos operan en la clandestinidad, y mantienen a las hembras en condiciones de vida deplorables, teniendo camadas de cachorros una tras otra, sacrificándolas cuando ya no pueden mantener ese ritmo. Al mismo tiempo, los cachorros que no pueden venderse por sus características físicas, o porque crecen demasiado, son abandonados en la calle, aumentando así la población de animales en situación de calle.
(Foto: adoptare.org)
Adoptar es la opción…
Adoptar no sólo es mejorar la vida de un animalito callejero, sino de cada miembro de la familia. La decisión de adoptar es de toda la familia, por ello es recomendable platicarlo entre todos, definir roles y responsabilidades, calcular gastos, además de asesorarse con un veterinario, para que la llegada de un nuevo miembro resulte gratificante.
Debemos tener en cuenta que los cachorros poseen mucha energía y requieren de atención y cuidados especiales. Adoptar uno, es entender la responsabilidad de educarlo, tenerle paciencia en este proceso y aprender a convivir con sus travesuras y vigor. Los perros y gatos adultos son más tranquilos y, por lo general, más fáciles de integrar a casa.
“Para fomentar una convivencia responsable entre personas y animales de compañía, hace falta difundir la cultura de la adopción, entre las personas que están interesadas y en posibilidades de mantener a un animal con ellas” explica Rozz. “En los albergues y refugios, además de informarse sobre todas las responsabilidades que implica tener un animal, la gente puede elegir un compañero que se acople a sus necesidades y estilo de vida, de manera que se complementen y puedan convivir juntos con tranquilidad”, afirma el activista.
(Foto: adoptare.org)