“¡Es tu cuerpo, haz lo que quieras!” pero ¡ojo!, jamás te advierten que algunas decisiones pueden llevarte a nada menos que las salas de urgencias: cortadas, golpes, fracturas y sí, objetos extraños introducidos en el ano.

Sin embargo, y a pesar de que estas cosas sean raras por estar incrustadas en esa zona, cada vez se hace más común esta práctica, convirtiendo los casos en situaciones que eventualmente llegan a las manos de los médicos del mundo. Tal vez sea por eso que el número de investigaciones al respecto va en alza, y por consiguiente, las publicaciones sean más constantes.

De acuerdo con el portal Muy Interesante, en 1986 los cirujanos Busch y Starling publicaban en la revista Surgery Magazine la revisión Objetos rectales extraños, recogiendo toda la evidencia diseminada por las revistas médicas desde los años 20 acerca de objetos extraños alojados en el trasero de las personas.

En estas publicaciones, se recopilaron alrededor de 182 casos en donde existen objetos recurrentes como las botellas, en 32 ocasiones; los vibradores y consoladores, con 38; y picadores, sierras de joyero, destornilladores, cuchillos, pelotas y todo tipo de vegetales, incluso peras y cebollas.

Son comunes las historias de personas aficionadas a introducirse objetos en el ano. Conocemos el caso de un señor de Barcelona que gustaba de deslizarse pilas alcalinas y que un día cometió el error de probar con nada menos que chiles… ¡OUCH!

En este contexto, hemos recopilado algunas de las cosas más extrañas que se encontraron alojadas en el recto, y las razones por las cuales se supone que llegaron ahí, aunque para serles sinceros, alguna que otra nos parece todo un “cuento chino” para no decir que sí, ellos mismos se introdujeron esos objetos.

1. El más extraño fue informado en noviembre de 1982 por el Dr. Vaman S. Diwan en la revista Annals of Emergency Medicine. Según dicha publicación, un hombre de 54 años llegó a urgencias porque, según dijo a los médicos, dos días antes había estado bebiendo bourbon e “hizo algo” en su recto. Tras la radiografía todo quedó claro: tenía una bombilla de 100 W metida justo ahí. El paciente tuvo que confesar que estando de borrachera, había apostado 100 dólares a que podía meterse una bombilla; además para que fuera más sencillo, utilizó como lubricante, nada menos que espuma de afeitar. El artículo describe la cuidadosa técnica que debieron seguir para sacarle el frágil objeto sin destrozarle el recto.

2. Los médicos Peter J. Stephens y Mark L. Taff en el American Journal of Forensic Medicine and Pathology, explicaron un caso muy extraño también; y es que ellos encontraron algo tan curioso como un enema de cemento. Por resumir: una pareja gay, jugueteando, había introducido una mezcla de cemento en el ano de su compañero y, como tardaron más de 4 horas en acudir a urgencias, el cemento se secó… ¡Justo dentro de su recto!

3. Dicen también que un individuo anónimo hizo una visita a la sala de emergencias con un vibrador y unas pinzas de ensalada alojadas en el recto. ¿Qué? Sí, como lo lees. El caballero en cuestión introdujo un vibrador y, sencillamente, se le atascó allí. Cómo le daba vergüenza presentarse en el hospital, el tipo tuvo la brillante idea de intentar rescatar el vibrador con nada menos que unas pinzas de ensalada. El resultado fue que ambos objetos quedaron alojados ahí y obviamente, tuvo que ir al hospital.

4. Por otro lado, un hombre de 60 años llegó a la sala de urgencias diciendo que un grupo de ladrones le incrustaron toda la botella de Coca-cola en el ano. Los registros médicos indican que tuvieron que utilizar una serie de herramientas para conseguir que la bebida refrescante saliera de allí. ¿Qué clase de rateros hace ese tipo de cosas? Seguramente fue una mentira para cubrir sus travesuras.

5. Finalmente, el caso de un abogado de 39 años que fue admitido en un hospital universitario porque se introdujo una botella de perfume en el recto y no podía sacarla de allí, como ya había hecho otras veces, según dijo. La botella medía tres centímetros de ancho por 17 centímetros de largo; y los médicos tuvieron que sedarlo para poder quitar el "cuerpo extraño rectal" (sí, así se llama en términos médicos). Pero ojo, la cosa no termina ahí; y es que parece ser que el recto se hinchó como un globo, por lo que la intervención fue mucho más larga y dolorosa; pero finalmente lograron el cometido. Al paciente se le ofreció asesoramiento psicológico después del incidente, pues vaya que lo necesitaba; pero lo rechazó; o por lo menos eso es lo que nos cuenta el sitio Rememes.

Y tú ¿conoces otro caso?

Fuentes: 

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