Un niño africano en los huesos, infestado de plagas, hambriento y sediento. A sus dos años vagó por las calles de Nigeria durante ocho meses ¿La razón? Sus padres lo abandonaron pues creyeron que era la razón de su mala suerte gracias a un conjuro de magia negra.

No es la única imagen que vas a ver de este tema ¿por qué? Porque en Nigeria, en general, en África, la historia se repite a cada día. Niños que son acusados de brujería, no, no tiene un doble sentido, es como se lee. Y no sólo hay nenes, también hay ancianos y viudas, madres solteras.

¿Qué está pasando?

Los niños que son acusados de ser brujos suelen ser huérfanos o no viven con su familia y los casos se dan en los pueblos más pobres de África. Por ejemplo en Togo, donde conviven más de 40 etnias diferentes, la acusación está relacionada con tradiciones ancestrales. ¿Por qué? El país vive en extrema pobreza, se está quedando sin recursos pues al subsistir de la agricultura, la deforestación y el cambio climático disminuyen sus cultivos. Ahí comienza una espiral.

Aumenta la pobreza, las enfermedades, la mortalidad y la carencia de servicios básicos ¿qué se cree? Que la familia o la localidad en la que se manifiesta está siento afectada por un maleficio y en busca de una razón para la miseria, la gente comienza a señalar a las poblaciones vulnerables, como son los niños, de hacer brujería para causar daño a alguien.

El Knaw

Un reportaje del diario El muestra un video en el que podemos ver a Georgette, quien tiene las manos deformes debido a que su madrastra la obligó a meterlas en agua hirviendo para demostrar que no era bruja. La entrevista realizada por el diario es desgarradora pues revela que, a pesar de las leyes para combatir el maltrato infantil, las autoridades solicitan una confirmación de no ser brujos ¿quién lo puede confirmar? La figura del knaw, una persona que supuestamente tiene poderes de clarividencia y posee prácticas para destrozar a los chicos que dejan a su cargo. Prácticas que consisten en esclavizar a los pequeños, golpearlos y además cobra por ello.

El castigo

Los pequeños son expulsados de sus comunidades, pero ante la falta de una regulación para cuidar de ellos, jamás regresan a casa y son obligados a convertirse en niños de la calle o mueren en el anonimato.

Las cifras

El informe “Menores acusados de brujería en Kara” que publica El País fue realizado por las Misiones Salesianas y en él se hace un conteo devastador, sólo en 2013, 773 menores fueron acusados de hacer brujería por sus propias familias.

La imagen conmovedora

La fotografía que está dando la vuelta al mundo fue tomada de las redes sociales de Anja Ringgren Loven, una trabajadora social que rescató a este pequeño cuando imploraba por agua luego de ser condenado a morir en las calles. La imagen fue tomada el 31 de enero y gracias a los cuidados de la danesa, el niño, ahora llamado, Hope (Esperanza) se recupera favorablemente.

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