No cabe duda que el hecho de educar a los hijos, ha sido un conflicto para los padres desde siempre, incluso en la época prehispánica.

Especialmente para la cultura mexica, la disciplina y el buen comportamiento eran puntos fundamentales, pues consideraban a los hijos como una dádiva de los dioses y quienes darían continuidad al linaje, cosa que era sumamente importante dentro de su cultura.

Como ya sabemos, cuando los pequeños comenzaban a crecer tenían que de acuerdo con suy extraccion social, es decir, los hijos de los nobles acudían al Calmécac, mientras que los vástagos del resto de la población iban a lo que se conocía como Telpochcalli; y era precisamente en esos centros educativos en donde se les ayudaba a los padres a formar a sus hijos; sin embargo, los castigos verdaderos debían ponerlo los progenitores.

“Ninguna cosa más me ha admirado ni parecido más digna de alabanza y memoria que el cuidado y el orden que en criar a sus hijos tenían los mexicanos. Porque entendieron bien que en la crianza e institución de la niñez y juventud consiste toda la buena esperanza de una república…dieron en apartar sus hijos de regalo y libertad, que son las dos pestes de aquella edad, y en ocuparlos en ejercicios provechosos y honestos”, así lo mencionó en algún momento el escritor Adrián Acosta Silva.

Es por eso que los castigos y las sanciones que se daban a los pequeños eran comunes y, sin embargo, si se dieran en nuestros días, serían considerados un delito, debido a la rudeza con la que se llevaban a cabo.

Según información del portal , los niños de esa época sufrían los siguientes castigos:

1. Untaban hierbas amargas en su boca cuando eran berrinchudos a fin de que dejaran el feo hábito de llorar por todo y sin razón alguna.

2. Punzaban, con espinas de maguey, las lenguas de los niños que mentían, pues para el pueblo mexica la capacidad del habla era un don sagrado que las deidades les habían regalado y era el deber de los hombres usarlo de manera correcta y embellecerlo diariamente con el buen decir.

3. Obligaban a los niños muy problemáticos a aspirar humo de chiles por la nariz al mismo tiempo que este entraba por sus ojos. Este castigo sólo se usaba en casos extremos en niños que de verdad parecían no tener remedio…

4. Amarraban de brazos y piernas a los pequeños y los hacían pasar la noche sobre tierra mojada. El fin era el de corregir su comportamiento, para que el niño comprendiera que los malos actos tienen consecuencias.

5. Además, les azotaban con hierba de ortiga, una hierba mexicana que crece casi en cualquier lugar y que tiene la particularidad de que quien la toca sentirá mucha comezón en la zona afectada.

6. Atravesaban espinas de maguey en el cuerpo del niño, si este osaba robar o levantarle la mano a sus padres.

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