Como parte de un experimento, dos jóvenes universitarios decidieron trajinar por los autobuses de transporte público en la ciudad de Puebla simulando que uno de ellos usaba silla de ruedas, todo ello con la finalidad de indagar si era posible, para las personas que se mueven en silla de ruedas, utilizar el transporte público sin complicaciones. Aunque los resultados en cuanto a la infraestructura fueron desalentadores, los jóvenes estudiantes dieron cuenta de un valor que se creía extinto en la sociedad: la solidaridad.

De los miles de camiones suburbanos, combis, micros, sobra decir que es prácticamente imposible abordarlos, pues la falta de rampas los hace inaccesibles para las personas que usan silla de ruedas, por tal razón los estudiantes decidieron concentrarse en la recién creada Red Urbana de Transporte Articulado (RUTA), la cual, virtualmente atendería las demandas de movilidad y accesibilidad para personas con discapacidad. Y lo hicieron, pero a medias tintas, pues aún resulta sumamente complicado, aunque no imposible, moverse a través de este sistema de transporte.

Lo interesante del experimento, claramente no radica en el descubrimiento de una red de transporte a la que aún falta integrar elementos de accesibilidad para dichas personas –es prácticamente un tema de dominio popular –, pues hasta hace no mucho tiempo comenzaron , lo que significa que es un tema incipiente.

¿Entonces qué fue lo que pudieron constatar los estudiantes?

Al ser evidente que para abordar los camiones, una persona en silla de ruedas requiere ayuda, los pasajeros y trabajadores encargados de las estaciones, nos dudaron en brindarla  a los estudiantes. Más de una persona se acercó a colaborar y hacer las subidas y bajadas menos tortuosas. Asimismo, dieron cuenta que esa situación la comparten cientos de ciudadanos, que día con día deben hacer hasta acrobacias para poder abordar los cambiones y transitar por la ciudad, no obstante, aún queda el sosiego de saber que podrán contar con la ayuda de las personas que estén alrededor.

El valor de la solidaridad, vertido en este ejemplo, es mayormente ponderado en el modus vivendi de las sociedades actuales, el tiempo es escaso y aun así hay personas que lo emplean ayudando a otros.

Y sí, aunque los estudiantes universitarios reconocen que es necesario mejorar las condiciones de movilidad para las personas que utilizan silla de ruedas, también reconocen que el valor de la solidaridad, que por muchos se creía perdido, aún habita en los desconocidos que conviven hombro a hombro, cuyos destinos se desprenden al llegar a la siguiente estación.

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