Por supuesto, a todos nos encantaría que niños y perros se llevaran genial y jugaran todo el tiempo, pero también es fundamental ser conscientes de que no todos los perros (ni todos los niños) tienen la misma personalidad.

Por eso, el objetivo de estas sugerencias es lograr una relación basada en el respeto y, sobre todo, en la seguridad.

1. Conciencia

Una de las cosas más importantes es tener total conciencia de que TODOS los perros pueden morder, sin importar edad o raza. Esto no quiere decir que tu perro sea peligroso, agresivo o que no puedas confiar en él. Pensar lo contrario sería como afirmar que hay personas se enojan y otras que no. Los perros pueden morder por un sinnúmero de razones si se dan las circunstancias que lo desencadenen. Toma esto en cuenta y siempre ten la precaución necesaria.

2. Supervisión continua

 

Ésta es una de las reglas más importantes que hay que seguir y no tiene que ver con la confianza que le tengas a tu perro. SIEMPRE se debe supervisar la relación entre perros y niños y el encargado debe ser un adulto responsable.

 

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