Un acto de bondad nunca es fácil de hacer, mucho menos de recibir. No estamos acostumbrados. Cuando alguien nos da algo sin razón aparente es raro, pensamos qué quiere a cambio, porque vivimos en un mundo donde vamos rápido, sin levantar la vista y, muchas veces, sin ver a nuestro alrededor.

Muchos hablan de las pequeñas acciones, ¿en verdad ayudan? ¿una “cosita” ayuda? Sí, pero si lo miramos con cuidado, no somos lo adultos quienes creemos esta filosofía, son los niños.

Este es un recuento de donde podemos ver cómo los niños nos dan lecciones de bondad y vale la pena mirarlo atentamente...

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