Aquí te compartimos algunas de las cosas con las que seguramente te identificarás si vives con uno de estos guapos sabuesos.
1. ¿Pero qué tanto hueles?
Sí, los paseos con tu perro serán constantemente interrumpidos porque tu beagle querrá parar a oler millones de cosas cada 2 minutos. La dinámica será más o menos así: en cuanto huela algo interesante te jalará hasta encontrarlo y, cuando ya te quieras ir, convencerlo de seguir caminando no será nada fácil.
2. ¡Ya te dije que no!
Los beagles son perros muuuy obstinados y, por lo tanto, entrenarlos no es la tarea más fácil del mundo. Cuando algo se les mete en la cabeza, es casi imposible distraerlos, sobre todo si se trata de algo que tenga que ver con comida o con un aroma interesante. A veces son tan necios, que si querían algo antes de irse a dormir y no lo obtuvieron, al despertar 8 o 10 horas después, seguirán insistiendo, por más que les digas que no.
3. ¡Auuuuuuuuuu!
Aunque los beagles no suelen ladrar tanto, sí que son unos expertos aulladores. Así que si se emocionan, si se asustan, si encontraron algo, si te quieren pedir algo o si se ponen rebeldes, no dudarán en lanzar uno de sus característicos aullidos de sabuesos, que por supuesto son muy divertidos (aunque no tanto para los vecinos).
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