Como en una película de terror llegan estas criaturas para recordarte lo horrible que es el mundo cuando aparecen en la esquina de tu cocina, salen de un zapato o las ves vagando por las  calles vecinas con todas las antenas e intenciones de migrar a tu casa.

Intentas acabarlas, lo intentas con todo, insecticidas, veneno en polvo, agua de laurel, remedios de la abuelita, llegas a los extremos, como una chica en Taiwán que no sólo piso al animal del demonio, lo incendió, lo tiró al excusado y le  agregó una mezcla de detergentes, sí, la mató, pero también hizo explotar su cuarto de baño. Sin embargo, la entendemos, en la búsqueda por acabar con esos seres malignos todo se puede.

Y es que parece que todo lo que has escuchado de ellas no está lejos de la realidad, no se acaban, no se mueren, soportan la radiación por lo menos seis veces más que un ser humano, se acostumbran a ambientes hostiles en los que el veneno les hace lo que el viento a Juárez, pero jamás dejan de reproducirse. Con un pisotón acabas a una, pero es solo la punta del iceberg, además algunas vuelan y ahí dejas de ser ateo.

Si sufres de fobia a las cucas, no dudes en leer este recorrido de datos, que créeme, también para la redactora fue un trago amargo… ¡Dale clic a la galería!

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