La vida ajetreada que llevamos en la actualidad y la falta de tiempo para ir al supermercado nos ha orillado a comprar comida para semanas enteras y lo que generalmente hacemos para que no se eche a perder, es meterlas al congelador.
Esta es la salida fácil, pero guardar alimentos cuando no pertenecen ahí, nos puede acarrear algunos problemas. Las malas prácticas en cuanto a la conservación de nuestra comida generan un verdadero caos. El resultado: jitomates sin sabor, cebollas con moho y explosiones, sí, ¡explosiones!
Podemos congelar casi cualquier cosa, pero seguro ya lo has comprobado, algunos alimentos son prácticamente irreconocibles cuando los sometes a ese proceso una y otra vez, además de que pierden sus propiedades.
Meter comida al congelador es un asunto más delicado de lo que podría parecer. Y cualquier cosa que se te ocurra poner ahí, asegúrate de consumirla antes de 9 meses (sí, hay casos en que la gente lo olvida y cuando se da cuenta, ya tiene una aldea de bacterias viviendo en el congelador).
Debido a esto, en De10.mx te decimos qué alimentos nunca debes congelar, aunque podemos jurar que ya lo has hecho algunas veces. ¡Toma nota!
Las latas tienen líquido en su interior para conservar los alimentos, pero cuando éste se congela, adquiere un volumen mayor al de la capacidad del envase. La lata terminará explotando y tú tendrás que limpiar el desastre.
Foto: iStok
Debido a que tienen un gran contenido de agua, al meterlas crudas al congelador, en su interior se forman una especie de cristales. Al descongelarlas quedarán blandas y podrían adquirir un color oscuro. Se conservan mejor en lugares frescos y secos.
El queso y el congelador no son una buena combinación. Si pones un queso duro a congelar, éste se volverá quebradizo y harinoso. Si pones un queso blando, perderá su textura esponjosa y ligera.
El vino tiene unos componentes llamados tartratos que, al congelarse, cambian su estructura química. Cuando el líquido se descongela, éstos se unen y caen al fondo de la botella, creando una especie de depósito.
Al congelarlas pierden su color y su textura crujiente, prácticamente se van marchitando y su sabor cambia. Es preferible guardarlas en el refrigerador, envueltas en una servilleta de papel o una bolsa de plástico.
Foto: iStok
En el proceso de descongelación de un alimento se desarrollan microorganismos que no mueren con las bajas temperaturas. Si un alimento se congela y descongela varias veces, multiplicarás la cantidad de bacterias.
Tal vez ya lo has hecho, pero meter el yogur en el congelador no es tan recomendable, pues cambia su textura y quizás se convierta en un producto que no te querrás comer, pues podría cortarse.
Cuando descongelas la leche, esta bebida no vuelve a su estado líquido normal y podrás encontrar algunos grumos en ella, producto del frío.
Foto: iStok
Aquí pasa algo similar como con las latas. Su interior líquido se endurece, crece y rompe la cáscara. Lo que ganarás será una explosión de yema y clara en tu congelador, con un aroma nada agradable.
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Antes de guardar las sobras de la comida debes dejar que éstas se enfríen. Si las metes al congelador cuando aún están calientes, lo único que harás es dar lugar al desarrollo de bacterias.
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