En el verano del 63, el presidente John F. Kennedy estaba viviendo el sueño de todo político, casado con Jacqueline Lee, el paraíso era un premio.
La pareja había cumplido mil días en la oficina, ambos eran adorados por su estilo, gracia y su impecable forma de gobernar, estaban enamorados y buscaban tener una gran familia, así lo deseaba John.
El primer embarazo de Jacqueline Kennedy había resultado en un aborto involuntario en 1955, el segundo fue con la niña Arabella que murió antes de nacer.
El tercer embarazo resultó con el nacimiento de Carolina y el cuarto con John, pero fue el quinto embarazo el que se convirtió en una pesadilla para la pareja.
De acuerdo con el Daily Mail, Jackie, que esperaba con ansías a su pequeño, comenzó a sentir dolores en el estómago, tuvo que ser llevada al hospital en un helicóptero, donde le rogó al doctor que la cuidaba, que no dejara morir a su bebé.
Boda de Jacqueline y John F. Kennedy. Foto: AP
Patrick Bouvier Kennedy nació tres semanas antes de lo recomendado por los doctores, el 7 de agosto de 1963, mismo día que fue declarado muerto, ya que no pudo resistir a una falta de oxigenación que sufrió. La muerte de Patrick hizo un cambio en el cuidado de los bebés prematuros.
Jackie estaba con sus hijos John y Caroline mientras ellos practicaban sus clases de caballo, cuando sintió los primeros dolores de parto, mientras el presidente Kennedy estaba en la Oficina Oval al momento de ser avisado del incidente con su esposa.
John F. Kennedy y Jackie, la pareja que vivió entre el amor y el odio
Patrick Bouvier Kennedy nació por cesárea a las 12:52, tenía 34 semanas de gestación, no podía respirar correctamente por lo cual los doctores lo mantuvieron en una incubadora, así lo señala el New York Times.
Fue bendecido por un cura antes de que fuera trasladado a un hospital en Boston, donde fue llevado por su padre. A las pocas horas, el niño falleció y el presidente Kennedy fue quien lo colocó en su ataúd blanco.
Foto: AP
En el funeral, el presidente no podía dejar ir a su bebé, ambos, él y Jackie estaban destrozados.
Ocho semanas después de la muerte de Patrick, el presidente dijo a sus amigos que quería ir al cementerio sin que los medios los siguieran, ahí se paró frente a la cabecera y dijo: “Él parece estar tan solo aquí”.
La muerte del hijo del presidente de los Estados Unidos, pasó casi desapercibida debido al asesinato de su padre, John F. Kennedy, el 22 de noviembre de ese año, 15 semanas más tarde que la del niño.
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