La figura inmaculada de Oskar Schindler se extiende como un héroe anónimo que rompió con frialdad los regímenes dictatoriales y fascistas del siglo pasado.
Oskar incluyó en una lista los nombres de 1,200 judíos a los que libraría de morir en la cámara de gas, tras convencer a los nazis de que eran necesarios en su fábrica en la que hacía utensilios de campaña para el ejército.
Empresario, megalómano, seductor, borracho, Don Juan, se hizo rico en los peores años del régimen de Adolfo Hitler. Pero sí, también es considerado como un salvador. Puso su vida en peligro para salvar a los judíos, pero no es el personaje que se describe en la cinta de Steven Spielberg, es más bien, un hombre de contrastes.
Nació en Zwittau, Moravia (entonces Imperio Austrohúngaro, hoy República Checa) en 1908, era hijo de burgueses de una ciudad pequeña. Bueno para engañar, fue expulsado de la escuela a la que acudía por falsificar su boleta de calificaciones cuando tenía sólo 16 años. No fue a la universidad; trabajó para su padre unos meses y fue de un empleo a otro sin responsabilidad, según Muy Historia.
Se casó en 1928 con Emile Pelzl, por conveniencia, ella era hija de un acaudalado granjero. Eran los años críticos entre las dos guerras mundiales. La pobreza obligó a Schindler a buscar trabajo, pero en el inter tuvo hijos con una amante, fue arrestado por embriagarse en la calle, fue acusado de ser espía para la Abwher, agencia de inteligencia nazi.
De acuerdo con ABC, en 1939, Oskar se mudó a Cracovia en donde conoció a Itzhak Stern (Ben Kingsley en la película de Spielberg), agente de la Abwher, a quien le pidió consejo para comprar una fábrica de productos esmaltados que pertenecía a unos judíos, como buitre, Schindler se quedó con la empresa y comenzó a amasar dinero con el trabajo de los judíos que laboraban para él.
Entonces algo ocurrió, el trato diario con sus trabajadores hizo que Oskar se transformara en un benefactor. Se enfrentó a Amon Göth, el oficial del campo de concentración al que la empresa de Schindler proveía de mano de obra, entre ambos diseñaron una estrategia para salvar a los esclavos judíos, así lo menciona Hipertextual.
Durante años, Schindler y su esposa gastaron su fortuna para salvar a todos los judíos con los que trabajaban y sus familias, sobornaron a quien pudieron y a pesar de que se separaron, ambos vivieron el resto de sus vidas gracias a la caridad de los “Schindlerjuden”, así se les nombra a quienes protegieron de morir en manos de los nazis.