“Lo amaré hasta el día de mi muerte”, asegura Olivia Arias, la segunda esposa de George Harrison. Para esta mujer, vivir junto al ícono musical no fue nada fácil; juntos enfrentaron al cáncer y un violento ataque que puso del 'Beatle silencioso' al borde de la muerte.
Fue la mirada dulce de la modelo Pattie Boyd lo que llevó a George Harrison hasta el altar por primera vez en 1966. Pero a finales de los años sesenta, el músico había mezclado su interés por la espiritualidad india con un ambiente de drogas y LSD, lo que resultó una tóxica combinación que dañó su relación matrimonial y desató una guerra de infidelidades entre la pareja.
George Harrison y Pattie Boyd, foto tomada por Robert Freeman después de su boda en enero de 1966. (Foto: Flickr Charly W. Karl)
Hastiada de la atmósfera que Harrison había creado a su alrededor, Boyd abandonó al Beatle por uno de sus amigos más cercanos, el músico Eric Clapton. Su decisión dejó a Harrison hecho una furia y aunque en los años posteriores intentó mantener amistad con los dos enamorados, quedó profundamente devastado por la traición.
Todo parecía perdido hasta que conoció a Olivia, quien trabajaba como secretaria en la disquera Dark Horse. La joven venía de una modesta familia: su madre era costurera, su padre tenía una tintorería y sus abuelos, quienes habían emigrado de México a Los Ángeles, cultivaban maíz en su patio. Al igual que Harrison, Olivia estaba profundamente interesada en la meditación, afición que sentó la base para su relación con el músico.
Existe un rumor de que la primera vez que se conocieron fue durante una fiesta en 1974. Se dice que el Beatle le pidió a investigadores privados que revisaran los antecedentes de la secretaria, aún receloso por la traición de su ex mujer.
Ya libres de sospechas, la pareja realizó un viaje juntos a la India y poco después tuvo su primer y único hijo nombrado con la unión de dos notas musicales de la escala india (dah-ni). El matrimonio llegó tan sólo un mes después, en 1978, y posteriormente, los recién casados se trasladaron a una propiedad privada en Friar Park, resguardada de las miradas curiosas por un cartel que decía “Privado: prohibida la entrada” en diez idiomas distintos.
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(Foto: AP)
Olivia Arias trajo la estabilidad a la vida de Harrison y ambos disfrutaban de una vida relativamente tranquila. Pero el destino les tenía preparada una nueva prueba. En 1997, George Harrison fue diagnosticado con cáncer de garganta y su esposa lo acompañó en una peregrinación desde Suiza hasta Nueva York para obtener los mejores tratamientos posibles.
Por si fuera poco, el matrimonio tuvo que enfrentar también una amenaza mortal. En 1999, un hombre perturbado entró en la casa de Harrison mientras este dormía y apuñaló al músico una decena de veces. Olivia presenció la escena horrorizada, pero la adrenalina del momento la hizo reaccionar y rápidamente golpeó al atacante con una lámpara hasta que el hombre quedó inconsciente.
La respuesta inmediata de su esposa salvó la vida de Harrison, quien tras recuperarse le confesó a Paul McCartney: “De verdad que no tenía ninguna intención de morirme”.
Lamentablemente, ni Olivia ni George podían detener la enfermedad que aquejaba al músico. El cáncer se había esparcido a los pulmones y el cerebro del Beatle, el fin estaba cerca. El 29 de voviembre de 2001, rodeado de su hijo y esposa, Harrison falleció de manera pacífica.
(Foto: AP)
La viuda del Beatle es una creyente de la reencarnación y ha dicho que se siente en comunicación constante con el amor de su vida. Además permanece unida a su fallecido esposo por otro vínculo más físico, ya que al morir, Harrison dejó en manos de su familia una herencia de 154 millones de euros.
Foto tomada en enero del año 2000, durante sus vacaciones en Irlanda. (Foto: AP)
Con información de El Mundo, Express y Telegraph
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