Hay pocos momentos más significativos en la historia de México como el primer encuentro entre Moctezuma y Hernán Cortés. Lleno de mitos y verdades a medias, este hecho marcó el contacto inicial entre dos culturas y definió los futuros enfrentamientos entre ellas.
Aunque la reunión cara a cara entre los dos líderes no se dio hasta el 8 de noviembre de 1519, ya mucho antes habían tenido noticias el uno del otro. El emperador azteca sabía que había naves extranjeras en las costas de lo que hoy es Veracruz. La primera reacción del gobernante ante esta información fue enviar a emisarios con regalos para disuadir a Cortés de llegar hasta Tenochtitlán.
Mucho se ha debatido sobre la actitud de Moctezuma hacia los conquistadores. Se cree, por ejemplo, que Moctezuma estaba convencido de que Cortés era el dios Quetzalcóatl. De acuerdo con esta versión, en la década previa a la llegada de los españoles al nuevo continente se habían presentado ocho presagios que auguraban tragedias acompañadas del regreso del dios azteca.
Conocido también como "La Serpiente Emplumada", Quetzalcóatl era una de las principales deidades mexicas. (Foto: Eddo/Wikicommons)
Entre estos presagios y supuestas señales divinas reflejadas en la naturaleza, estuvo un pequeño tsunami en el lago Texcoco, la caída de un meteorito y un incendio en el templo de Huitzilopochtli. Con toda esta "evidencia" parecía confirmarse la naturaleza divina de los recién llegados.
Pero ¿por qué disuadir a los dioses de llegar hasta Tenochtitlán? Además de las profecías sobre el retorno de Quetzalcóatl, también parece ser que esta acción fue inspirada por la inteligencia militar de Moctezuma.
Al llegar al nuevo territorio, Hernán Cortés rápidamente había pactado con pueblos indígenas adversarios a los mexicas, como los tlaxcaltecas y los totonacas, situación que comenzaba a alarmar al monarca de Tenochtitlán.
Por este motivo los emisarios de Moctezuma intentaron disuadir a los españoles de seguir su camino, al entregarles un lujoso regalo. En este obsequio iban incluidas joyas y el atuendo ceremonial del dios Quetzalcoatl.
Todo indica que en el primer encuentro entre los emisarios mexicas y los españoles no hubo hostilidad. (Foto: Wikicommons)
Se dice que los emisarios aztecas también llevaban comida y bebida, y que antes de partir Moctezuma les había ordenado que se sacrificaran ellos mismos en caso de que los españoles prefirieran la carne humana. En respuesta a este majestuoso tributo, Cortés ofreció a los mexicas tres camisas y una copa.
Los emisarios tenían órdenes de convencer a los españoles de viajar hasta Cholula donde serían agasajados y con fortuna, decidirían no seguir adelante con su viaje. A pesar de la enemistad entre los tlaxcaltecas y los habitantes de Cholula, aliados de los mexicas, Cortés accedió.
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Durante algunos días se mantuvo la paz y los españoles se hospedaron con gran lujo en Cholula, pero la tensión iba creciendo. Se dijo que Moctezuma había planeado una emboscada para acabar con los españoles en esa ciudad, pero que el plan fue descubierto antes de tiempo.
En respuesta, Cortés rápidamente convocó a sus aliados tlaxcaltecas y lanzó un ataque sobre la ciudad que dejó 6 mil muertos, aproximadamente. Cortés mantuvo las apariencias ante los emisarios mexicas y le echó la culpa de la emboscada al pueblo de Cholula, con lo que logró mantener una tregua aparente con Moctezuma.
En la pintura de Félix Parra se retrata este sangriento episodio, en el que muchas víctimas eran civiles desarmados. (Foto: Wikicommons)
Otras versiones desmienten este ataque y señalan que Hernán Cortés realizó la matanza para infundir miedo en los mexicas.
Cuando los emisarios mexicas regresaron a Tenochtitlán con los detalles del ataque frustrado, a Moctezuma no le quedó más remedio que resignarse a su llegada. Los españoles llegaron a la capital azteca por la zona de Iztapalapa.
La reunión entre Hernán Cortés y Moctezuma tuvo lugar en donde ahora se unen las calles que hoy constituyen República del Salvador y Pino Suárez. De acuerdo con los cronistas españoles, Moctezuma venía acompañado de doscientos señores. El emperador venía cargado en brazos en un toldo decorado ricamente con plumas y piedras preciosas.
Por su parte, Cortés y algunos de sus oficiales como Pedro de Alvarado o Gonzalo de Sandoval iban a caballo, lo que impresionó a los mexicas ya que no les era familiar este animal. Los españoles iban vestidos con armaduras, traían cañones y armas de fuego, así como perros de cacería. Todos estos elementos provocaron temor y fascinación entre los mexicas.
Hay versiones históricas en las que moctezuma nunca creyó que Cortés fuera un dios. (Foto: Jujomx/Wikicommons)
Entre la comitiva española había también un sacerdote y un fraile, encargados de la fase evangelizadora de la misión. También iban diversas mujeres, entregadas a los españoles como tributo por los pueblos que habían encontrado en su recorrido. La más célebre es por su puesto Malinalli Tenépatl, llamada la Malinche o Doña Marina.
La Malinche estuvo presente en este primer encuentro y actuó como traductora entre los dos grupos. Ella había aprendido maya y podía traducir del náhuatl a esta lengua. Después Jerónimo Aguilar, un andaluz que había vivido en Yucatán, se encargaba de pasar el maya al castellano.
Cortés intentó entregarle un collar de vidrio a Moctezuma y abrazarlo, pero los acompañantes del emperador se lo impidieron.
Por el contrario, Moctezuma sí ofreció a Cortés un doble collar de conchas de caracol rojo, del que colgaban ocho camarones de oro. Este símbolo podría haber sido otra referencia al dios Quetzalcóatl, aunque poco se ha deducido sobre por qué al emperador le interesaba que se identificara a Cortés como esta deidad.
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Tras un intercambio cordial, Moctezuma conduce a los españoles al palacio de Axayácatl, donde se alojarían. En aquél lugar se lleva a cabo un festín y los españoles se maravillan por el lujo de los aposentos.
Una vez instalados los españoles, Moctezuma le entrega un nuevo obsequio a Cortés. Se trataba diversas joyas de oro y plata, y plumajes, además de seis mil piezas de ropa de algodón tejidas de distintas maneras.
En la Ciudad de México hay una placa que marca el lugar del primer encuentro entre las dos culturas. (Foto: Wikicommons)
Sin embargo, la ilusión de paz entre los conquistadores y los mexicas duró poco. A pesar de las riquezas que Moctezuma había entregado a los españoles, ellos deseaban obtener más oro, por lo que rápidamente convirtieron al emperador en prisionero dentro de su propio palacio.
Sería en la azotea de este palacio donde a finales de junio de 1520, Moctezuma murió apedreado por su propio pueblo, considerado un traidor por haber cedido ante los conquistadores. Otras versiones señalan que en realidad fueron los hombres de Cortés quienes lo asesinaron, una vez que ya no les fue de utilidad.
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