En su casa nunca faltó la música. Su padre, un contrabajista, y su madre, una clarinetista, le heredaron el amor por las melodías, desde sones jarochos hasta canciones venezolanas y argentinas.
Silvana Estrada aprendió de la música al verlos cantar en las fiestas, y de los instrumentos en su laudería. Ahí conoció al cuatro venezolano, ese pequeño, pero poderoso cordófono con el que ha compuesto todas sus canciones.
Como si fuera una alma antigua, a la cantante de 24 años no le gusta lo eléctrico, entre lo que se conecta a la luz y lo que conecta con el espíritu, prefiere esto último. La madera, “lo calientito”, es su mejor complemento.
Al ingresar al propedéutico musical de la Universidad Veracruzana, el jazz era la música que interpretaba, el inglés y las notas de los años 30 eran lo que presentaba en los bares con tan solo 14 años, y a veces teniendo solo de público a sus padres y amigos.
Foto: Cortesía
Cinco años más tarde, la vida la puso en el camino de Charlie Hunter, guitarrista y compositor estadounidense de jazz, él junto a su disquera contrataron un abogado e intentaron de todo para que ella viajara al país americano e iniciar un proyecto, pero la visa de trabajo le fue denegada.
Sin embargo, esto solo representó que ella tenía que conocer otros lugares. Conquistó al público mexicano, colombiano, español y chileno.
“Ha sido todo muy orgánico, cuando me negaron la visa le di con todo en México, pero me di cuenta en las redes que había muchísima gente (que escuchaba su música) de Colombia, España, Argentina, Perú, y entonces fue muy bonito ver cómo la música expande”, contó en entrevista a De10.mx la veracruzana.
Al ver esto, se lanzó a esos lugares a dar conciertos, pues las ciudades donde más la escuchan son Ciudad de México, Santiago de Chile y Madrid. Público que ahora puede escuchar su álbum debut, Marchita.
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Una historia de un primer amor. Ese sentimiento que es “la enfermedad del siglo”, una enfermedad que todos conoceremos durante nuestra vida: el amor y el desamor. Marchita salió de esto.
Melancolía, magia, asombro, lamento, celebración, sanación, sosiego, calma, dolor, anhelo, rendición, dejar ir… así es como Silvana Estrada describe a sus melodías y letras de este disco, todas de su autoría, que le llevó un año terminar.
“Fue un proceso muy largo, fue un proceso de composición que me tomó tiempo, porque realmente estas canciones son muy sentidas ya que representan un proceso muy terapéutico para mí de hablar sobre el duelo amoroso. Fue un proceso muy solitario de este duelo amoroso, el pasar día a día comprendiendo e investigando, qué me estaba pasando y cómo me sentía”.
La canción Ser de ti es su favorita, porque es una reivindicación de un error, como si dijeras “vuelve cuando tú quieras (la persona querida) que está guerra ya la perdí”.
Con este disco se convierte en la primera artista latina en firmar con Glassnote Records, equipo que llevaba tiempo queriendo trabajar con una cantante que los conmoviera. Este logro es una responsabilidad muy grande para Silvana, pero está feliz de que su música se expanda y conmueva más allá del lenguaje.
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