Cuando una persona logra la fama, en el ámbito que sea, suelen surgir fans de todos lados, esos que los apoyan de manera incondicional y los siguen a donde sea que su artista favorito vaya. Pero entre esos fervientes seguidores, también pueden ocultarse las personas perturbadas, que terminan obsesionándose con su ídolo a un nivel verdaderamente enfermizo.
Del otro lado, están los haters, esas personas que odian terriblemente a algunas personas y que son capaces de todo por dañarlas. Pero ¿hasta dónde puede llegar el odio o fanatismo de las personas?
The Beatles son un claro ejemplo de ésto. Una banda de gran éxito que movía multitudes y que de ninguna manera podría pasar desapercibida. Los integrantes del cuarteto de Liverpool sufrieron algunos atentados a manos de sus fans y opositores, pero evidentemente, no todos vivieron para contarlo...
Era el 8 de diciembre de 1980, alrededor de las 5 de la tarde, la Lennon y Yoko Ono salían del edificio en que vivían para dirigirse a Record Plant Studio, para terminar la mezcla de una canción de Yoko. Al salir de casa, John se topó de frente con un fan que lo esperaba con el disco Double Fantasy en mano. Le pidió un autógrafo y se saludaron. Sin saberlo, Lennon había conocido al hombre que le quitaría la vida.
Eran casi las 11 de la noche cuando la pareja regresó a su hogar, en el edificio Dakota, para cenar con su pequeño hijo, Sean. Al llegar a la calle 72, en la esquina del edificio, Lennon le pidió a su chofer que se detuviera, pues quería saludar a los fans que esperaban poder saludarlo. Entre esas personas estaba Mark Chapman, un joven de 25 años de edad que lo llamó: “Mr. Lennon...”.
Cuando el músico se dio la vuelta, descargó sobre el pecho de John, el arma que tenía escondida. Lo hirió en el hombro izquierdo, el pulmón izquierdo y la arteria subclavia izquierda. Yoko Ono vio a su marido caer al piso, apenas respiraba. De inmediato llamó a la seguridad del edificio y minutos después, una ambulancia lo trasladaba al Hospital Roosevelt, donde intentaron reanimarlo por 20 minutos. Nada pudo hacerse para regresarlo a la vida, y esa noche, John Lennon se convirtió en leyenda.
John Lennon. (Foto: AP)
En el 2007, un hombre logró ingresar en un vehículo a los campos de la mansión del ex Beatle en Inglaterra para tratar de asesinarlo. Manejó a toda velocidad con su auto hasta traspasar la barrera de seguridad del cantante, mientras gritaba: “debo llegar a él, debo llegar a él”.
Pero aunque este sujeto logró entrar hasta los jardines de la mansión, se estrelló contra un árbol, a unos metros de las habitaciones del músico. Tras el choque, los guardias llamaron a los servicios de emergencia, pero el hombre logró darse a la fuga.
Tras correr casi cinco kilómetros por las praderas del pueblo de Northiam, el intruso fue arrestado por la policía y, más tarde, internado en un hospital psiquiátrico de la zona.
La gran ventaja, es que Paul McCartney no se encontraba en su mansión en el momento del hecho.
Paul McCartney. (Foto: AP)
Luego del asesinato de John Lennon, George creyó que él también estaba condenado a morir de una manera violenta. Tomó la decisión de encerrarse en su mansión de Friar Park y gastó una verdadera fortuna en seguridad para la casa y los jardines; incluso, hizo que le diseñaran una serie de alarmas extravagantes.
Por si fuera poco, cambiaba de número de teléfono cada semana y contrató a sus hermanos, Harry y Peter, como responsables de su seguridad.
Sin embargo, todo ésto no impidió que el 30 de diciembre de 1999, un sujeto llamado Michel Abram, de 36 años, se colara en su residencia y atacara al Beatle con un cuchillo de cocina. Olivia Arias, la mujer de Harrison, fue testigo del ataque en el que el músico sufrió heridas considerables en el pecho.
George fue internado en el Royal Berkshire Hospital, en la ciudad de Reading, con tres cortes y una puñalada de una pulgada en el tórax. Los médicos le tuvieron que colocar un pequeño tubo en el pulmón para evitar que un coágulo de sangre quedara atrapado ahí.
Por su parte, Olivia recibió varios golpes en la cabeza, pero no necesitó atención médica y permaneció al lado de su marido hasta que salió de peligro.
George Harrison. (Foto: AP)
El baterista del cuarteto de Liverpool fue quien corrió con mayor suerte en comparación con sus compañeros, pues a pesar de que sigue haciendo giras con His All Star Band, nunca ha tenido que pasar por un momento tenso en el que su vida se haya encontrado en peligro. El ahora Caballero del Imperio Británico, nombramiento que recibió hace unos meses, cuenta con seguridad personal, pero nada que pueda considerarse como una exageración.
Ringo Starr (Foto: AP)
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