El 18 de mayo de 2017 murió Chris Cornell. Entre misteriosas versiones de lo que había pasado, la noticia golpeó al mundo de la música como hacía muchos no sucedía. Desde los primeros momentos se creían que había sido un suicidio, pero la misma familia del cantante creía que se había tratado de un suicidio “provocado” por el medicamento que el cantante tomaba para su trastorno de ansedad.
Los siguientes días todo era un caos. Los hechos eran estos: Cornell fue encontrado en el baño del hotel MGM Grand Detroit, ahí fue encontrado con una liga de ejercicio atada al cuello y colgado de la puerta del baño. Cornell se había presentado esa misma noche en Detroit como parte de un concierto con su banda Soundgarden.
Cuando terminó el concierto, Cornell se fue a su habitación, pero antes habló con su esposa, Vicky, quien lo notó extraño, se dio cuenta de que estaba arrastrando las palabras y le dijo que había tomado dos Ativan extra, este medicamento es usado para controlar el trastorno de ansiedad, pero una dosis alta podría causar el efecto contrario.
Ante tal situación, la esposa de Cornell le pidió a uno de sus guardaespalda que fuera a verlo unas horas después, cuando este intentó entrar a la habitación se dio cuenta de que Chris se había ahorcado con una liga que llevaba para hacer ejercicio.
La noticia fue confirmada por el representante de Cornell, pero aunque no se sabían las circunstancias en que había ocurrido el fallecimiento, o que había llevado al músico a suicidarse, la familia lanzó un comunicado en el que culpaba al Ativan por los hechos. “Sin los resultados de los exámenes de toxicología, no sabemos qué estaba ocurriendo con Chris o si alguna sustancia contribuyó con su fallecimiento. Chris, un adicto en recuperación, tenía una prescripción médica para Ativan y quizás ingirió más Ativan que la dosis recomendada. La familia cree que si Chris acabó con su vida, no sabía qué estaba haciendo, y que las drogas y otra sustancia quizás afectó sus acciones.” dijo la esposa de Chris.
Por varios días se manejó la versión de que el Ativan había tenido que ver con los deseos de Cornell de quitarse la vida, pues no había motivos que él hubiera manifestado lo estuvieran deprimiendo.
¿Qué tenía el Ativan?
Las personas que tienen planeado suicidarse, por lo usual, manifiestan unas semanas antes comportamientos que podrían indicar lo que quieren hacer, pero en el caso de Cornell no había un indicio como tal. De acuerdo con la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos, el Ativan, que había sido prescrito para el músico, a fin de tratar su trastorno de ansiedad y agorafobia, puede tener efectos secundarios muy graves como depresión severa y deseos de herirse a uno mismo. El problema es que Cornell habría tomado tres dosis arriba de la recomendada.
¿En realidad que lo mató?
En junio se dio a conocer el examen toxicológico que resultó de la autopsia de Chris Cornell y de acuerdo con los forenses, los medicamentos no tuvieron que ver en la muerte. El problema es que de una forma rara, el cantante tenía una sobredosis de medicamentos para estimular y para deprimir su sistema nervioso.
Tenía en el sistema, baritúricos, cafeína, lorazepam, es decir: Ativan; pero también naloxona, que se usa para desintoxicar el cuerpo de opiáceos y como descongestionante. Y es posible que toda esa combinación hiciera que el cantante estuviera desorientado, pero no habría llegado al punto de quitarse la vida.
Una historia de adicciones
Cornell nunca ocultó sus padecimientos, por más de 25 años fue adicto al alcohol y las drogas; dijo en varias ocasiones que comenzó a beber a los 13 años y fue hasta pasados los 40 que decidió ir a rehabilitación y comenzar una vida sana, mucho en lo que tuvo que ver su ahora viuda Vicky Karayiannis. "Y mi perspectiva no es necesariamente la misma. Mis esfuerzos creativos no son necesariamente los mismos. Y una de las grandes cosas acerca de eso es que me permitió avanzar artísticamente y encontrar nuevas facetas, brillar en otros aspectos. Y eso se siente muy bien", comentó en una entrevista con Rolling Stone.
Tras su muerte, el músico dejó a su esposa y a sus dos hijos junto a ella, Toni de 12 años y Christopher de 11, además de la joven Lillian Jean, de 16, de su anterior matrimonio con Susan Silver.
Cornell es considerado el noveno mejor cantante en la historia de la música según Rolling Stone y su trabajo con Audioslave y Soundgarden, pero su adicción a las drogas entre recaídas y recaídas por fin cobraron un precio.
Con información de La Tercera, Infobae, El Universal y El País