Recordado por su estrategia militar y sus reformas sociales, Napoleon I, también conocido como Napoleón Bonaparte, se ganó su lugar en la historia. Pero los últimos años de su vida transcurrieron lejos de su amada Francia, en islas remotas y aisladas.
En De10.mx te contamos todo sobre su primer exilio, el que marcó su derrota final y su declive; y el segundo destierro, el que terminó con su vida ¡Conoce todos los detalles!
En 1814, las Guerras Napoleónicas estaban en su punto más crítico cuando las tropas francesas emprendían la retirada. La coalición formada por Austria, Rusia, España y Reino Unido amenazaba con entrar a París.
Arruinado por el fracaso de la invasión a Rusia, Napoleón Bonaparte se vio obligado a abdicar. Para sellar su salida, los enemigos del emperador pactaron el Tratado de Fontainebleau y Napoleón tuvo que exiliarse a la isla de Elba, en la Toscana, el 11 de abril de 1814.
Su presencia revolucionó la vida en la isla y en los 300 días que permaneció en el sitio, logró mejorar la economía y la sociedad, ganando poder total de este territorio. El exemperador incluso tenía su propio ejército privado, aunque las autoridades francesas se negaron a pagarle una suma que había aceptado como parte de su retiro, por lo que su situación de vida no era la mejor.
Abdicación de Napoleón en Fontainebleau, por Paul Delaroche (1845). (Foto: Wikicommons)
Josefina, la primera mujer de Napoleón, falleció en 1814 sin que el emperador pudiera acudir al entierro. Su segunda esposa, María Luisa, se negó a acompañarlo durante su tiempo en el exilio.
A pesar de estas dificultades, el exmandatario nunca abandonó su ambición. El 26 de febrero de 1815, Napoleón decidió hacer un regreso triunfal a Francia y volvió a asumir control de esta nación.
En 100 días, el Ejército francés se organizó y se preparó para enfrentar de nuevo a la Coalición. A pesar de la esperanza que el emperador tenía, fue derrotado una segunda vez en Waterloo, el 18 de junio de 1815.
La batalla de Waterloo, por William Sadler (Foto: Wikicommons)
En esta ocasión Napoleón no corrió con tanta suerte. El emperador fue enviado a la isla de Santa Elena, en la parte de África controlada por Gran Bretaña.
Aunque residía en una casa y era tratado con privilegios por los guardias británicos, Napoleón no podía superar su derrota. Cinco años después de su batalla final, murió en la isla en mayo de 1821.
Su fallecimiento se debió a un cáncer de estómago, aunque por muchos años se rumoró que en realidad había sido envenenado con arsénico. Su cuerpo fue enterrado en la isla de Santa Elena hasta 1840, cuando sus restos fueron repatriados.
Napoleón en Santa Elena, por Francois-Joseph Sandmann. (Foto: Wikicommons)
Este no fue el final de la desgracia para los Bonaparte, pues el 12 de enero de 1816, el nuevo gobierno francés dictó una ley para expulsar a todos los miembros de la familia de Napoleón del país.
La intención de esta medida era cimentar el poder de la Casa Borbón, impuesta por los ingleses en el poder. Además, buscaba alejar a los Bonaparte de las posiciones de poder, aunque años después, se eliminó esta restricción y muchos miembros de esta familia regresaron a cargos importantes en Francia.
Con información de History Answers
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