El príncipe Carlos es el heredero a la corona de Inglaterra por ser el hijo mayor de la reina Isabel II y el príncipe Felipe, duque de Edimburgo. Su posición en la línea de sucesión le ha dado menos libertades en su vida a comparación de sus hermanos, pues siempre se ha esperado de él que se comporte a la altura de casi un rey.
A lo largo de los años, y no es ningún secreto, se ha visto la tensa y distante relación entre el príncipe de Gales y su padre. Las distintas personalidades de ambos han provocado en más de una ocasión un “choque”, pues se sabe que Felipe de Edimburgo es un hombre áspero y Carlos tiene tendencia a ser más sensible.
Expertos en temas sobre la familia real británica, han comentando en más de una ocasión las razones por las cuales estos poderosos hombres no pudieron encontrar algo que los uniera, una de ellas es que el duque de Edimburgo fue criado por su abuela y no tuvo un ejemplo cómo ser padre, otra es que el esposo de la reina Isabel II siempre se sintió un poco decepcionado de su primogénito.
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Penny Junior, escritora de la realeza, explicó que Felipe de Edimburgo es cordial, franco, duro, fanfarrón, como alguien que no te perdona la vida después de una traición, todo un militar de la vieja escuela. Es un hombre que no le va la sensibilidad ni espera que alguien de su mismo género la tenga.
Y aunque nadie puede afirmar que no siente afecto por su hijo mayor, constantemente, tal vez inconsciente o no, se ha pasado criticando las decisiones y vida del príncipe de Gales. En una entrevista en 2004, el esposo de la reina de Reino Unido habló sobre las diferencias de ambos:
“Charles es un romántico y yo soy un pragmático. Eso significa que vemos las cosas de manera diferente. Y como no veo las cosas como las vería un romántico, soy insensible".
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En la actualidad las tensiones han ido bajando, en gran medida por la edad y el retiro de Felipe de Edumburgo de la vida pública. Sin embargo, la década de 1990 fue una de las más difíciles para padre e hijo. ¿La razón? El duque estaba como nunca antes decepcionado del heredero por su fracaso matrimonial con la princesa Diana.
Más que el rompimiento de una familia, se dijo que le dolió cómo se desarrollaron las cosas antes millones de espectadores y que se sentía frustrado de que no pudieran olvidar (¿las infidelidades?) y salvar su matrimonio.
Sobre todo, el duque de Edimburgo supuestamente estaba muy dolido por cómo el divorcio fue un show público. Jennie Bond, periodista británica de la realeza, comentó: “Ver a sus hijos ir por caminos separados y sufrir, y hacerlo públicamente, fue muy difícil para la reina Isabel II y el príncipe Felipe”.
Dickie Arbiter, exsecretario de prensa real, mencionó que el duque de Edimburgo es un hombre que se lleva bien con las cosas. “Estaba exasperado de que todas estas cosas estuvieran sucediendo dentro de la familia. Nada de lo cual fue culpa de la reina o de él". No le agradaba que dijeran que su esposa no podía “controlar a su familia”.
En 1994, en la biografía del príncipe Carlos, escrita por Jonathan Dimbleby, el hijo mayor de la monarca de Inglaterra expresó sentirse a menudo "distanciado emocionalmente" de sus padres, debido a sus deberes reales. También mencionó que siempre deseó un afecto que creyó que "no podían o no querían ofrecer".
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