Si existe una piedra misteriosa e importante para México, culturalmente hablando, esa es la famosa Piedra del Sol.
También conocida como Calendario Azteca (incorrectamente), este monolito es nada menos que el monumento supremo del arte prehispánico, pues gracias a ella, se entiende el sentido místico de los aztecas y sus creencias en el destino.
Según menciona el portal Mexicanisimo, la piedra fue descubierta el 17 de diciembre de 1790, mientras se realizaban obras de pavimentación ordenadas por el virrey Revillagigedo, en el costado sur de la Plaza Mayor de la Ciudad de México.
Después de permanecer enterrada por más de 200 años, se mantuvo varias décadas empotrada de manera vertical en la torre poniente de la Catedral Metropolitana.
Según la arqueóloga Bertina Olmedo Vera, curadora e investigadora del Museo Nacional de Antropología, en su texto publicado Piedra del Sol relata que, a raíz de la destrucción de la ciudad de Tenochtitlan en 1521, los conquistadores removieron el monolito del recinto sagrado y lo colocaron, con el relieve hacia arriba, en la Plaza Mayor al poniente del palacio virreinal.
Tiempo después, en la segunda mitad del siglo XVI, fray Alonso de Montúfar mandó voltearla y enterrarla, pues decía que la piedra era obra del demonio y ejercía mala influencia en los habitantes de la ciudad.
Las interpretaciones sobre la función y el significado de este bloque son diversas desde su redescubrimiento en el siglo XVIII. Mide 3,60 metros de diámetro, 122 centímetros de grosor y pesa más de 24 toneladas.
El mito de los cinco soles
La Piedra del Sol provee una representación visual de la historia azteca de la creación. Su centro sintetiza el mito azteca de los Cinco Soles, las cinco épocas.
Cada Sol corresponde a un período en el cual reinaba una divinidad, finalizaba con una catástrofe que destruía la humanidad, y luego, renacían los hombres regidos por otro dios. Según el mito, ahora transcurrimos el Quinto Sol que colapsará a causa de los terremotos.
Al centro aparece el rostro de Tonatiuh, que simboliza el Quinto Sol. Sus dos garras toman corazones para fijarse al Universo. Su lengua simbolizada por un cuchillo de obsidiana representa el sacrificio de sí mismo, fuente de vitalidad y de creación de la quinta era.
Los cuatro glifos que lo rodean representan las épocas anteriores ligadas a los cuatro elementos y donde aparecen las fechas correspondientes al fin de las eras cosmogónicas aztecas. Se leen de izquierda a derecha, siguiendo el movimiento aparente de las estrellas:
Primer Sol: Ocelotonatiuh (Sol Jaguar)
Ubicado en la parte superior derecha del Quinto Sol. Ese día finalizó la primera época tras 676 xiuhmolpillis (ciclos de 52 años), cuando los jaguares devoraron al Sol. Representa el elemento tierra.
Segundo Sol: Ehecatonatiuh (Sol de Viento)
Se encuentra a la izquierda del anterior. Luego de 376 xiuhmolpillis, fuertes vientos desgarraron los cerros y destruyeron todo a su paso.
Tercer Sol: Quiauhtonatiuh (Sol de Lluvia)
Abajo del Sol de Viento. Un gigantesco volcán emergió y comenzó a llover fuego del cielo. Las cenizas consumieron y enterraron al mundo. Esta era había durado 78 xiuhmolpillis. Representa el elemento fuego.
Cuarto Sol: Atltonatiuh (Sol de Agua)
El glifo inferior derecho. Tras 77 xiuhmolpillis el agua emerge del centro de la tierra provocando el colapso de esta era, antesala de la actual.
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La Piedra del Sol, es entonces, una visión del cosmos
Según información de Pueblos Originarios, se puede analizar el mensaje de la Piedra del Sol, dividiéndola en los círculos concéntricos que forman coronas redondas.
En el exterior que rodea el todo, dos serpientes de fuego se reúnen abajo, de sus fauces salen dos rostros representando el día y la noche.
Las dos serpientes Xiuhcoatl constituyen entonces el círculo formal que limita y rodea la creación, y en el círculo central está el Quinto Sol, el foco de la vida, asimilando y difundiendo las energías.
La Piedra del Sol sintetiza el movimiento y el no-movimiento, lo que está al interior y lo que está al exterior, a fin de reunir el centro y el exterior.
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¿Ya conoces la Piedra del Sol? La puedes visitar en el Museo Nacional de Antropología