Adolf Hitler, Benito Mussolini y Francisco Franco fueron tres hombres empeñados en dominar Europa y ostentar el poder absoluto. Se necesitaban entre ellos para conseguir su objetivo, pero no confiaban demasiado entre sí, pues en cualquier momento podrían convertirse en enemigos. Aquí en De10.mx te contamos algunos detalles de su “amistad”.
Tres hombres poderosos, temidos y seguidos por miles de personas. Al tiempo que se enviaban telegramas de agradecimiento, se espiaban entre ellos, y cuando se daban la vuelta, se criticaban y apuñalaban por la espalda.
Hay algo que era un hecho, Adolf Hitler y Benito Mussolini no querían a Francisco Franco, pero mientras los primeros acabaron vieron terminar su vida en medio de sus fracasos políticos y militares, Franco murió en su cama, después de jugar todas las fichas que pudo a su favor, tratando de mejorar su imagen al tratar de convertirse en un protector paterno de la patria española.
Hitler y Mussolini ascendieron al poder gracias al descontento que se vivía en sus países, Alemania e Italia, ocasionado por los acuerdos de paz de la Primera Guerra Mundial. Más tarde, el comunismo incorporó al general Franco al grupo.
Mientras “Il Duce” y el “Führer” eran líderes de masas, Franco ascendió al poder mediante acción bélica, no obstante, a todos los guiaba un férreo sentido del deber, el cual justificaban con la búsqueda de la gloria para sus respectivos países.
Mussolini, Hitler y Franco. (Fotos: Wikimedia Commons)
Hitler y Franco
Aunque la relación de ambos parecía de respeto y colaboración estrecha desde la década de los 30, la realidad era muy diferente. Hitler pensaba que Franco era un líder “sin personalidad para enfrentarse a los problemas políticos de su país” e incapaz de ganar la Guerra Civil, además de que tenía todos los “amaneramientos” de la antigua realeza absoluta.
La relación entre ambos no comenzó de la mejor manera para Francisco Franco. Su “amistad” inició el 25 de julio de 1936, poco después del golpe de Estado en España. El Führer recibió a unos emisarios del general español, quienes le solicitaron aviones alemanes para poder viajar desde el norte de África a la Península para iniciar con el enfrentamiento. Hitler se quedó helado, pues no era el modo de comenzar una guerra. Pero el alemán apostó por Franco y le dio la ayuda solicitada, desde ese entonces, siempre que podía, presumía la importancia que habían tenido sus aviones en la victoria del ejército franquista.
Hitler comenzó a perder la confianza en Franco al celebrarse los Acuerdos de Múnich, que buscaban solucionar la crisis de los Sudetes, pero España se declaró neutral ante este problema. Tiempo después, Hitler, señalaría que Franco había asumido las costumbres de la misma realeza contra la que había peleado.
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Hitler y Franco tras la entrevista de Hendaya. (Foto: Wikipedia)
Hitler y Mussolini
Los contactos entre Alemania e Italia tuvieron lugar cuando los intereses de ambos países coincidieron en la Guerra Civil española. Hitler y Mussolini brindaron ayuda a Franco con la Legión Cóndor Alemana y el Corpo di Truppe Volontarie italiano, pero no era algo desinteresado, pues ambos sentían la necesidad de contar con una España liderada por militares anticomunistas que rechazarían cualquier vínculo con Francia, Reino Unido y la URSS.
Cuando Hitler comenzó a buscar aliados en Europa, quiso afianzar su amistad con Benito Mussolini, quien todavía dudaba en participar en caso de una Segunda Guerra Mundial.
Para el 22 de mayo de 1939, se firmó el Pacto de Acero entre los ministros de relaciones exteriores de ambos países y esto marcó el nacimiento del Eje. Aquí se establecía que ambos se brindarían soporte y apoyo militar completo en caso de ir a guerra con otro país, e incluso se comprometían a llevar a cabo una campaña de propaganda mutua entre sus poblaciones, que engrandeciera la imagen de sus gobiernos.
Cuando estalló la Segunda Guerra Mundial, Italia se abstuvo de apoyar a Alemania contra las potencias occidentales. Fue hasta 1940 que Mussolini validó el pacto declarando la guerra a Reino Unido y a la ya derrotada Francia.
En julio de 1943, los Aliados bombardearon Roma. Al ver que Alemania empezaba a perder la guerra, Italia cambió de bando y se ordenó el arresto de Mussolini, a quien Hitler intentó rescatar. Benito Mussolini murió el 28 de abril de 1945, junto a su amante, Clara Petacci y su cadáver fue colgado en la Plaza Loreto de Milán, como represalia contra las ejecuciones de los miembros del Gran Consejo Fascista que él mismo ordenó.
Benito Mussolini y Adolf Hitler. (Foto: Wikimedia Commons)
Con información de Canal Historia, El País y ABC.
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