Tal vez Jennifer Connelly no sea una de esas mujeres que acapara las cintas en Hollywood, pero su delicada belleza y su gran talento actoral, la han colocado como una de las famosas más aclamadas en la industria.
Jennifer Lynn Connelly nació el 12 de diciembre de 1970 en Nueva York Estados Unidos y es hija única de un trabajador de la industria textil y de una comerciante de antigüedades. Desde niña se adentró al mundo del espectáculo trabajando como modelo, iniciando su carrera a los 10 años.
Tras aparecer en algunos comerciales y en alguno que otro video musical, logró debutar en el cine de la mano de Sergio Leone en la película Érase Una Vez En América (1984). Después participó junto a David Bowie en el título fantástico Dentro Del Laberinto (1986), un film realizado por Jim Henson, en el que se traslada a un mundo mágico para salvar a su hermano, raptado por el rey de los Goblins.
Y aunque aprovechaba su vida estudiando lengua inglesa en la universidad de Yale, en el cine desperdiciaba su talento. En los 90, la mayor parte de sus películas son prescindibles, como Labios ardientes (1990), un thriller subido de tono del inclasificable Dennis Hopper.
Su carrera estuvo relegada a producciones de escasa notoriedad, pero tomó fuerza al protagonizar una de las secuencias más mórbosas y sórdidas en Requiem por un Sueño (2000). Pero sin duda, la cinta que la lanzó al estrellato fue Una mente brillante (2001), la biografía sobre el matemático John Forbes Nash Jr. (Russell Crowe) dirigido por Ron Howard. Por su interpretación como la esposa de Nash, ganó el Oscar y el Globo de Oro como mejor actriz secundaria.
En el plano sentimental, en 1997 tuvo un hijo, al que llamó Kai, con el fotógrafo y guionista David Dugan. Más tarde mantuvo un romance con el actor Josh Charles, con quien rompió en el 2002.
El 1 de enero de 2003 contrajo se casó con Paul Bettany, su rubio compañero de reparto en Una Mente Brillante con quien ha tenido dos hijos, Stellan (2003) y Agnes (2011).
Esta mujer, poseedora de los ojos más bellos de Hollywood y de ascendencia judía, habla inglés, francés e italiano. Además, se ha confesado como una apasionada de los deportes, pues sus aficiones favoritas son nadar, andar en bicicleta, pintar y leer.
Tras una trayectoria tan larga, no tiene miedo a ningún papel, la actriz se atreve a todo y demuestra su capacidad tanto en el cine independiente como en las grandes producciones.
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Con información de Sensacine, Decine21.com y Top10de.com.