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Gustavo Díaz Ordaz odiaba los apodos, chistes y caricaturas sobre él

A el expresidente Gustavo Díaz Ordaz se le hicieron caricaturas, chistes y hasta apodos relacionados con su aspecto físico. Esta situación lo molestaba tanto que mandó secuestrar a un caricaturista…

Fotos: Rius/Archivo El Universal
15/07/2020 |03:14maricela.flores |

 pasó a la historia por ser el presidente de México que ordenó la matanza de Tlatelolco el 2 de octubre de 1968.

El exmandatario nació el 12 de marzo de 1911 en San Andrés Chalchicomula, hoy Ciudad Serdán, en Puebla. Su padre fue Ramón Díaz, un jefe rural local, y su madre Sabina Bolaños, quien despreciaba a Ordaz por su físico.

A los 26 años se tituló como abogado; quienes lo conocieron en su época de estudiante señalan que era serio, obsesivo con el orden y muy arrogante. El gobernador poblano Maximiliano Ávila Camacho fue quien impulsó su carrera política. Logró convertirse en diputado federal y senador; en el Congreso coincidió con Adolfo López Mateos, quien el 1 de diciembre de 1958 asumió la presidencia y quien lo designó secretario de Gobernación, su mano derecha y virtual sucesor. Aquí en  te contamos los detalles...

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Gustavo Díaz Ordaz odiaba los apodos, chistes y caricaturas sobre él

Gustavo Díaz Ordaz. (Foto. Archivo El Universal)

Las burlas hacia Gustavo Díaz Ordaz

Durante su mandato como presidente de México, Gustavo Díaz Ordaz demostró que era muy sensible a las críticas sobre su apariencia física y no toleraba las burlas hacia su persona, pero eso no hacía que se detuvieran.

Díaz Ordaz era un personaje que carecía de carisma y su popularidad entre la población estaba por los suelos, así que la gente se divertía al ponerle apodos que hacían referencia a su físico. Algunos lo llamaban “tribilín” (en alusión al perro de caricatura), “chango” o “trompudo”.

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De hecho, uno de los dibujos más populares durante el movimiento del 68, fue uno que ponía el perfil de Gustavo Díaz Ordaz enmarcado en la silueta de un soldado con los rasgos de un Neandertal. Esta caricatura fue realizada por Eduardo del Río, mejor conocido como “Rius”, aunque en ese entonces prefería no firmar sus creaciones.

Los caricaturistas de aquella época preferían alinearse al gobierno para evitar perder ciertos privilegios de los que gozaban, de hecho, eran pocos los que se atrevían a apoyar el movimiento estudiantil y los “moneros” que lo hacían, preferían no firmar sus creaciones.

Gustavo Díaz Ordaz odiaba los apodos, chistes y caricaturas sobre él

(Caricatura de Rius)

El día que Gustavo Díaz Ordaz mandó secuestrar a Rius

El caricaturista Eduardo del Río estuvo a punto de perder la vida, debido a su participación en el movimiento estudiantil de 1968. De acuerdo con su libro autobiográfico Mis confusiones: Memorias desmemoriadas, las caricaturas de Rius molestaron al entonces presidente de México, Gustavo Díaz Ordaz.

Rius no firmaba sus cartones, pero eso no evitó que entrara a la lista negra del mandatario. Después de varias intimidaciones, a finales de enero de 1969, el dibujante fue secuestrado cerca del centro de la Ciudad de México por tres sujetos que se presentaron como miembros de la Dirección Federal de Seguridad.

Tras un interrogatorio, Eduardo del Río fue llevado a un campo militar donde permaneció encerrado por varias horas. Luego, durante la madrugada, fue llevado por militares a un costado del Nevado de Toluca, donde le indicaron que iba a ser fusilado por atacar al gobierno y al presidente.

Lo colocaron al lado de una fosa, le dijeron que ahí ocultarían su cuerpo y le apuntaron con un arma. Tras amagarlo, uno de los hombres dijo: “Es la última vez que te pasamos lo que estás haciendo, la próxima sí te quebramos, así que ya lo sabes, estás advertido”. Tras esto, Rius fue llevado de nuevo a la ciudad.

Cuando volvió a casa, Rius se enteró que en cuanto su familia se enteró del secuestro, acudió con el expresidente Lázaro Cárdenas, con quien tenían un parentesco lejano, para solicitar su ayuda. Cárdenas habló personalmente con Díaz Ordaz, a quien pidió que respetara la vida de su sobrino.

Esta experiencia le provocó una insuficiencia cardíaca a Rius y cambió su domicilio a Cuernavaca. Pero esto no impidió que dejara de criticar y cuestionar a los presidentes en funciones durante toda su carrera.

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(Caricatura de Rius)

Díaz Ordaz y los chistes sobre su físico

Al mandatario le hacían muchas bromas por su poco atractivo físico y él no se quedaba callado. En una ocasión le dijeron que era bien sabido que los poblanos tenían dos caras, a lo que él contestó: “¿Ustedes creen que si yo tuviera otra usaría ésta?”.

En otra ocasión, llovía a cántaros al inaugurar una obra marítima en Veracruz; el gobernador se lamentó de que los días estuvieran tan feos y Ordaz señaló: “Tampoco los López son nada guapos. Y es que Fernando López Arias tenía chueco el rostro a causa de una parálisis facial”. Los funcionarios presentes no supieron si reír o guardar silencio.

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