Demacrado, sumamente delgado, nada quedaba del Freddie Mercury que el público conoció. La prensa inglesa tenía muchos meses especulando sobre su salud y la imagen que mantenía, tras el retiro de los escenarios. Los amigos, los fanáticos y los médicos sabían la verdad, Freddie también; la hora de partir se acercaba y ninguna magia en el mundo podría cambiar el destino.
El 23 de noviembre de 1991 Freddie, el cantante de uno de los grupos ingleses más exitosos, Queen, anunciaba ante los medios que padecía una enfermedad que estaba a punto de quitarle la vida: “He procurado mantener oculta esta situación para proteger mi vida privada y la de quienes me rodean, pero ha llegado el momento de que mis amigos y fans de todo el mundo conozcan la verdad, y espero que todos se unan a mí, a mis médicos y a todos cuantos luchan por combatir esta terrible enfermedad, para luchar contra ella”. Al día siguiente, Mercury, conocido por su política de no dar entrevistas al respecto, murió.
El 30 de mayo de 1991, Queen grabó el que sería el último video en el que apareció Freddie, These Are the Days of Our Lives. La canción es el octavo track del disco Innuendo de 1991, en el que la mayoría de las letras hacían referencia a una inminente desaparición de la banda. Filmado en blanco y negro para no mostrar la palidez de la piel de Mercury y las marcas que había sufrido debido al SIDA, así como lo delgado que estaba; el clip alcanzó el número uno entre las mejores canciones del año.
En febrero de 1992, a unos meses de la muerte de Mercury, durante los Brit Awards la canción recibió el premio como “mejor single británico” y sirvió para que los integrantes del grupo: Brian May y Roger Taylor anunciaran un homenaje al cantante en el Estadio de Wemberly, el cual fue transmitido en televisión. Durante el concierto, la canción del último clip fue interpretada por George Michael y Lisa Stanfield en un mítico momento musical.
En el documental de la BCC, Days of Our Lives transmitido en 2011, Brian May contó que la canción, inspiración de Taylor, fue escrita en un principio para los hijos del baterista, pero con la inminente muerte del vocalista, la canción tomó un nuevo sentido.
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El 22 de noviembre de 1991, dos días antes de morir, Mercury llamó al manager de Queen, Jim Beach, para decirle que quería que el público se enterara de lo que estaba pasando, que estaba harto de secretos y así anunció la enfermedad que estaba a punto de quitarle la vida.
En 1987, Freddie se enteró de que era seropositivo, pues decidió realizarse análisis luego de la muerte de dos de sus parejas, que fallecieron debido al SIDA. Consciente de su ajetreada vida sexual, el cantante comprobó sus temores y la noticia cambió su ritmo. Se encerró en su casa de Londres y se hundió en una terrible depresión que se reflejó en sus letras.
A los 45 años, Freddie sufría de terribles dolores, así lo relató su pareja en ese momento, Jim Hutton. Fue la madrugada del 24 de noviembre cuando tras una noche especialmente dura, el cantante, sedado con morfina, recibió la visita de Elton John y Dave Clark, sus amigos más cercanos. Pocas horas después murió en compañía de su novio.
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Te dejamos este video de Queen: